domingo, 2 de julio de 2023

La contaminante agroindustria azucarera vallecaucana - Disertaciones del Crepúsculo

2 de julio de 2023. Por  Armando Palau Aldana. Con ocasión del registro audiovisual de defenestración de un bello e inofensivo oso hormiguero (deduzco) por parte de un cortero al lado de un cañaduzal del Ingenio Providencia que circula por las redes sociales (confieso que no pude verlo completamente), se pide la judicialización del trabajador creyéndose que con ello se haría justicia y se demuestra que se busca el ahogado aguas arriba y el ahogado está aguas abajo (como dice el adagio popular), lo cual nos hace retomar la ermitaña lucha que contra la esta contaminante agroindustria iniciamos en 1994 con acciones judiciales ante el Consejo de Estado. Se ha difundido un comunicado que afirma:

“Providencia es una compañía que tiene y como principio el respeto y cuidado por el medio ambiente. Es así como a través de diferentes iniciativas aportamos para fortalecer una región altamente productiva y que esta coexista en armonía con la naturaleza. Trabajamos por la conservación de especies endémicas en peligro de extinción, por la biodiversidad que alberga nuestro parque con más de 400 especies de flora, más de 280 especies de aves que representan el 28% de las aves del Valle del Cauca y 30 nacimientos de agua, así como la restauración de ecosistemas frágiles amenazados, entre estos, el Bosque Seco Tropical y el Bosque Alto Andino”.

Vamos a demostrar bajo los parámetros de la Sana Lógica y de la Theorie der juristischen argumentation (Robert Alexy, 2007) que esa es una afirmación falsa de toda falsedad. Tal como lo indiqué en “La Contaminante Agroindustria Vallecaucana del Azúcar” (mayo 2015) en donde hice una reseña del Cartel de los Pirómanos de la Caña, este está constituido por: La Cabaña, Carmelita, Castilla, Cauca, Manuelita, María Luisa; Mayagüez, Pichincha, Providencia, Río Paila, Risaralda, San Carlos y Tumaco, así como el novísimo Ingenio del Occidente (2013) de Maurice Armitage y se calcula que ocupa 250 de las 400 mil hectáreas del otrora fértil valle geográfico del río Cauca.

De acuerdo con el Estudio Nacional del Agua 2022 publicado por el Ideam (2023), se indica que el Valle del Cauca es el segundo departamento con mayor demanda hídrica agrícola y el total del agua subterránea concesionada para uso agrícola 70,8 %, mientras que en susceptibilidad al desabastecimiento hídrico en municipios ocupamos el puesto 11 entre 32 departamentos, aquí empieza el desbalance, agua para los cañicultores y riesgo de sequía para las y los vallecaucano. El ENA 2022 precisa que en la información dada por CVC resalta la ausencia de información sobre volúmenes captados. ¿Por qué será?

El aire vallecaucano está altamente contaminado por este Cartel de Pirómanos. El mejor Estudio de Impacto Ambiental al respecto hecho por Ingeniería Sanitaria de Universidad de La Salle, indicó que el deterioro a la salud pública por afecciones al sistema respiratorio especialmente en infantes, al desprender gran cantidad de calor y pavesas (cenizas volátiles de material particulado) cambiando parámetros como la temperatura, la humedad, la evapotranspiración y las lluvias, alterando los valores medios del microclima, esterilizando la población microbiana del suelo (organismos formadores y fijadores de nutrientes básicos) con los 635° centígrados de las quemas.

Al invadir el valle geográfico del río Cauca que comprende la meseta interandina entre las cordilleras central y occidental desde el norte del Cauca pasando por nuestro Valle del Cauca llegando hasta el sur de Risaralda, el monocultivo de caña de azúcar ha acabado con la biodiversidad y la oferta forestal del Bosque Seco Tropical y por supuesto con este nicho de altísima diversidad biológica, porque además desde 1970 los cañicultores utilizan glifosato como defoliante previo a la quema, cuya autorización normativa demandamos ante el Consejo de Estado en 1995 logrando que se decretara que estos incendios agrícolas solo irían hasta el 2015. Álvaro Uribe lo derogó.

Respecto de la fauna huelga decir que son precisamente los del Cartel de Pirómanos de la Caña quienes vienen exterminando los guatines, armadillos, osos hormigueros, perros de monte, zarigüeyas, zorros, guaguas, serpientes y similares, además de una gran variedad de insectos, cuando prenden fuego a los cañaduzales que con la velocidad del viento arrasa con este indefensa fauna, sin que el Director de la C.V.C. haya ordenado los estudios ambientales correspondientes, matizando dicha actividad con una aparente reducción de zonas de quema y establecimiento de medios sonoros para ahuyentar la fauna para un “proceso productivo más sostenible”.

En honor a la verdad, tenemos que precisar que Riopaila y Mayagüez viene haciendo importantes esfuerzos para diezmar todos estos impactos, tal como lo advertimos hace 8 años. Precisemos también, que las enfermedades causadas por la ingesta de azúcar, especialmente en bebidas azucaradas se relaciona con una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades no transmisibles como la diabetes, cáncer de endometrio, de ovarios, de mama y de próstata, así como accidentes cardiovasculares, entre otros. Estas patologías se encuentran entre las principales causas de mortalidad en Colombia, según lo indica el Ministerio de Salud (Boletín 85, octubre 2016).

En nuestro indeclinable sendero de lucha por la defensa de un entorno saludable y preservación de la oferta de recursos naturales, del mandato del ingenioso e hidalgo Don Quijote de la Mancha logramos con estoicismo desde el Consejo Directivo de la CVC en el año 2004, suspender la quema del follaje de la caña de azúcar durante 10 meses mientras discutíamos la realización de una audiencia ambiental. Es hora de retomar esta importante jornada de defensa de la biodiversidad del valle geográfico del río Cauca, varios frentes de estudio e investigación se han abierto en estos tiempos y es hora de hacer juntanza para unir esfuerzos y emprender.

La triste realidad es que una alta cantidad de grandes empresas vienen deslizándose por el tubo del “enverdecimiento de los contaminadores” como una gran mentira que financió hasta “El minuto de Dios”. Como en el tango Mentira, escrito por Celedonio Flores y musicalizado por Francisco Pracánico (1932), que canta magistralmente Carlitos Gardel el Morocho del Abasto: “Vos, sabés que fuiste para mí/la luz de mi cabeza alocada,/el porqué de mi pobre vivir/que vos alimentaste de amor.../Muñequita de trapo/que yo adoré santamente/y fingías quererme.../¡Mentira, mentira! ¡No tiene perdón!



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