21.11.23

Proyecto de Ley de Ajuste Fiscal del Impuesto Predial Unificado


21 de noviembre de 2023. Por Luz Betty Jiménez de Borrero y Pablo A. Borrero V. De acuerdo con lo manifestado por el gobierno del presidente Petro a través de su ministro de Hacienda, el proyecto de ley 292 de 2023 tiene por objeto eliminar el rezago de los avalúos catastrales en el 90% del total del territorio nacional, en tanto que la actualización apenas si cubre el 9.6%; circunstancia ésta que hará que ciudades como Cali cuya actualización catastral realizada en el año 2019 está por vencerse, tendrá que sujetarse a las normas del proyecto de ley que de aprobarse en el congreso de la república sin mayores modificaciones, particularmente en lo que respecta a los topes entre el 50% y 300% de aumentos sobre el impuesto predial que pagan los contribuyentes, no obstante que este es un tributo muy alto que se cobra con base en los estratos socio-económicos de la ciudad generándose con ello un IPU desproporcionado y por ende contrario a los principios de equidad y justicia tributaria. 

El incremento del avalúo catastral de los predios desactualizados con un avalúo por debajo de su valor real que hoy pagan un impuesto ínfimo, beneficiará las arcas del fisco municipal o distrital. También puede beneficiar a los grandes propietarios de tierras que recibirían un mayor precio por los tres millones de hectáreas que le venderán al Estado para ser entregadas a las familias campesinas para la producción agropecuaria.  

A las críticas realizadas por personas pertenecientes a diferentes sectores económicos y sociales, el ministro de hacienda ha respondido que dicha iniciativa representa “un alivio” ya que con el incremento del avalúo catastral el impuesto a pagar podría subir hasta en 1000%, circunstancia esta que según el ministro, en ningún caso sucedería con el pago del impuesto predial una vez entre en vigencia el proyecto de ley, lo cual por supuesto no corresponde con la realidad, al tiempo que para los predios que desde ya pagan altos impuestos, el tope aplicable será hasta 300%, lo que conlleva al pago de una suma tres veces superior al valor del impuesto que se ha venido pagando anualmente. 

De esta manera se afectan grandes sectores que viven en los estratos 4, 5 y 6 que poseen predios avaluados en sumas superiores a los 530 millones de pesos sin que estas personas puedan ser consideradas “ricos” como dice el proyecto, pues la mayoría son sectores de clase media que derivan sus ingresos y ahorros del trabajo, con el agravante de que en Cali aplican la tarifa del impuesto que corresponde al 16% para el estrato 6, violándose de esta manera los principios de equidad, progresividad y justicia tributaria de que trata la Constitución Política. 

Aunque en el proyecto de ley se establecen algunas excepciones en cuanto a su aplicación, el hecho real es que la inmensa mayoría de terrenos incluyendo los de las capitales de las grandes ciudades capitales, más temprano que tarde serán objeto de dicha reforma fiscal, incluyendo aquellos predios que aparecen exonerados acorde con lo dispuesto en la ley 1995 del 2019,. 

En comparación con las leyes y normas vigentes que regulan estas materias tributarias para los territorios, el nuevo proyecto de ley afecta económicamente a diversos sectores sociales que en lo fundamental viven de su trabajo y solo poseen un predio en donde viven con su familia, vulnerándoles el derecho a la vivienda digna al no poder pagar el 300%, 200%, 250% ni ninguno de los topes alcabaleros porcentajes que contempla el proyecto. 

Si bien es cierto debe hacerse un incremento a los avalúos y al impuesto predial a los inmuebles que tienen valores por debajo de lo que realmente les corresponde, creemos que la vivienda en general debe tener un tratamiento tributario diferente e incluso estar exenta en algunos casos del pago del IPU a fin de garantizar materialmente el derecho a la vivienda digna y en igualdad de condiciones para todos.     

El proyecto de ley tiene un carácter eminentemente fiscalista para los territorios, que desconoce los principios constitucionales en los que se fundan los tributos y el Estado Social de Derecho y además vulnera el derecho a la igualdad de los propietarios de inmuebles a quienes se les aplique la nueva ley frente a los propietarios de las grandes ciudades con catastro autónomo como Cali, según lo repite el Ministro. 

Este proyecto de ley rompe con el principio de la confianza legítima que se deriva del principio constitucional de la buena fe, por cuanto el texto del proyecto si está dirigido a aumentar el impuesto a todos los predios para sanear las finanzas de los territorios y en tratándose de Cali con el déficit de sus finanzas, el elevado endeudamiento y los costosos proyectos que el alcalde electo va a ejecutar, la ciudadanía no tiene duda de que para el año 2025 mediante actualización catastral se aplicará esta alcabalera y expropiatoria ley. 

El gobierno nacional debe retirar el proyecto de ley y presentar uno nuevo con un artículo que se refiera exclusivamente a la actualización catastral multipropósito de los predios rurales con límites en el IPU hasta en los porcentajes que tiene el proyecto de ley. 

El gobierno para ser coherente con su discurso de defensa de los derechos humanos debe incluir un artículo que beneficie los inmuebles destinados a vivienda de los propietarios independientemente del estrato socio económico, porque la riqueza individual no se mide por el avalúo de los predios que por lo demás es realizado por el Estado con un criterio fiscalista.  El aumento desbordado de los avalúos puede conducir a una burbuja inmobiliaria. 


"El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social". 

La ilusión de la democracia


21 de noviembre de 2023. Por Marcelo Colussi. Suele anteponerse democracia a dictadura, tiranía, autoritarismo. El mundo moderno (capitalista) ha hecho de aquella la supuesta panacea universal. Les “va bien” a quien se apegan a la democracia. Los otros son la “oscuridad decadente”. Pero para hablar seriamente de “democracia” -uno de los términos más manoseados del vocabulario político- puede ser pertinente comenzar con una imagen gráfica que nos legara el humorista argentino Quino (Joaquín Lavado) con su inefable personaje Mafalda. En dos cuadros, con astuta ironía dice todo lo que intentaremos decir con este texto. En el primero de ellos aparece Mafalda con un diccionario buscando allí la definición del término “democracia”: “Del griego demos, pueblo, y cratos, autoridad. Gobierno en que el pueblo ejercer la soberanía.” En la segunda imagen, se carcajea. ¿Es la democracia el gobierno del pueblo?

En cualquier país llamado “libre”, no “autocrático” -según la terminología en uso por el globalizado discurso de la derecha- la democracia aparece como el bien supremo. Las penurias de las poblaciones se deben -según esa estrecha, muy peligrosa concepción en términos ideológicos- a la “falta de  democracia”. Pareciera, de ese modo, que la tal democracia fuera una entelequia con poderes mágicos, santo remedio para los males de la humanidad. Anida allí una gran mentira.

No está de más recordar una muy pormenorizada investigación desarrollada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- en el 2004 en países de Latinoamérica donde se destacaba que el 54.7% de la población estudiada apoyaría de buen grado un gobierno dictatorial si eso le  resolviera los problemas de índole económica. Aunque eso conllevó la consternación de más de algún politólogo, incluido el por ese entonces Secretario General de Naciones Unidas, el ghanés Kofi Annan (“La solución para sus problemas no radica en una vuelta al autoritarismo sino en una sólida y profundamente enraizada democracia”) (PNUD: 2004), ello debe abrir un debate genuino sobre el porqué la gente lo expresa así.

Democracia formal sin soluciones económicas no sirve. Años después, en el 2022, la encuestadora CID-Gallup realizó una investigación similar en doce países de la región, encontrando resultados análogos: la media de conformidad con la democracia como solución a los problemas cotidianos no supera el 50%. Debe entenderse en ese contexto que ahí “democracia” es sinónimo de acto electoral, y no más que eso. Por eso a las poblaciones, ese ritual repetido cada tanto tiempo no le soluciona sus problemas más acuciantes; de ahí estos resultados.

Desde el triunfo de las burguesías modernas sobre los regímenes feudales en Europa, o de la consolidación de las colonias americanas de Gran Bretaña como Estados Unidos de América con su empuje descomunal, la construcción del mundo moderno, de las “democracias industriales o democracias de libre mercado” -como suele llamárselas- sigue obedeciendo más que nada a una lógica donde unos pocos factores de poder (económico) son los que controlan; el gobierno de las mayorías, el verdadero y genuino poder de las mayorías, sigue siendo una asignatura pendiente, una quimera risible. Quien manda es el mercado. No hay dudas que fue un paso adelante en relación con el absolutismo monárquico; pero de ahí a gobierno del pueblo dista una gran distancia. La democracia que se construyó con la inauguración del mundo burgués moderno (donde Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña marcaron el rumbo) se asienta en la dominación de los grandes propietarios industriales, banqueros y terratenientes.

El pueblo gobierna sólo a través de sus representantes. ¿A quién representan los gobernantes? ¿Gobierna el pueblo? ¡En absoluto! En la forma de ese Estado democrático parlamentario moderno se supone que los ciudadanos eligen a sus representantes por medio del voto, y cada cierto tiempo estos gobernantes son reemplazados por otros. La sociedad, entonces, se gobernaría a partir de la decisión de las grandes masas soberanas. Pero a decir verdad los verdaderos factores de poder nunca son elegidos por la población. ¿No es que los movimientos económicos los regula el mercado? Si es así, son muchas las preguntas que se abren y quedan sin respuesta: ¿Quién y cómo decide los flujos de oferta y demanda, los porcentajes de desocupación que hay, la acumulación de riqueza y la multiplicación de la pobreza? Con esa rutina de ejercicio electoral periódico que serían las democracias, jamás los pueblos han elegido nada que efectivamente les concierna, ni su situación económica ni las guerras, ni las políticas que los gobiernan ni las pautas de lo que se debe consumir, ni las modas cambiantes ni la comunicación de la que son sujetos pasivos. Como dijo Eduardo Galeano: “Si votar sirviera de algo, ya estaría prohibido”.

Las decisiones que marcan el destino del mundo jamás se toman democráticamente. Eso rige para cualquier país capitalista. Luego de decididas por unos pocos, se hace creer que “el pueblo eligió”. ¡Burda manipulación! ¿Por qué en Argentina gana las elecciones un neonazi ultraliberal? Porque la manipulación mediática lleva a la gente a quedar obnubilada, y repite acríticamente lo que se le hace repetir. Como el bombardeo mediático buscó generar opinión anti-corrupción, eso, sumado al empobrecimiento generalizado, llevó a una amplia mayoría a votar por un cambio. La ilusión de estas democracias es que, con el voto, cambia algo. Los cambios son cosméticos. No hay que olvidar que los oponentes a La Libertad Avanza, la estructura peronista, representa intereses capitalistas tan explotadores como los que trae Milei. Según datos de la Central de Trabajadores de la Argentina -CTA- en los últimos ocho años (administraciones de Mauricio Macri y Alberto Fernández), del salario al capital fueron transferidos 101 mil millones de dólares, 30,000 durante Macri y 71,000 durante Fernández. La democracia representativa solo sirve para cambiar caras: el poder duro, el poder real está en otra parte.

En Guatemala hace 40 años que se vota, pero el 70% de población en pobreza se mantiene inalterable, más allá de los presidentes de turno. Ahora hay una situación bastante crítica, porque las mafias enquistadas en el poder político no quieren dejar ese lugar dándole cabida al ganador de las recientes elecciones, el tibio socialdemócrata Bernardo Arévalo, por miedo a ser enjuiciadas por sus fechorías (la corrupción alcanzó límites inimaginables). Si el presidente electo es apoyado por ciertos sectores de la oligarquía y por el gobierno de Estados Unidos, aunque, sin dudas, sea “más presentable” que los “impresentables” del actual Pacto de Corruptos, no se pueden esperar cambios sustanciales para el gran pobrerío, indígena o mestizos pobres. Bienvenidos los aires renovadores, pero la democracia formal es más ilusión que otra cosa. Como se dijo vez pasada en algún post en redes sociales: “Después de los tibios progresismos, que nada cambian, viene el fascismo. Ahí está Bolsonaro”. ¿Habrá que agregar ahora: ahí está Milei?

Es evidente que estas democracias solo sirven para mantener el statu quo. Es decir: sirven para mantener un 15% de la población global que vive sin demasiadas penurias (trabajadores del Primer Mundo y algunos bolsones en el Sur global), y el ostentoso lujo inaudito e inmoral de un pequeñísimo grupo de privilegiados (0.0001% de la población mundial) que se siente dueño del planeta (un automóvil Rolls Royce de 28 millones de dólares, un reloj Patek Philippe Grandmaster Chime de 28 millones de euros, una suite en el hotel más lujoso de Las Vegas de 100,000 dólares la noche), decidiendo el destino de la humanidad. 

¿Eso es la democracia? Los seres humanos necesitamos “ilusiones”, esperanzas; el rito del sufragio periódico nos lo ofrece. 

19.11.23

Una sobreviviente del Holocausto critica al Congreso de EE.UU. por censurar a la congresista palestino-estadounidense Rashida Tlaib


11 de noviembre de 2023. Por Amy Goodman y Denis Moynihan. En la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos, se exhiben los documentos fundacionales de la nación, entre los cuales se incluye la Carta de Derechos, que consagra el derecho a la libre expresión. Mientras Israel somete a Gaza a un ataque aéreo y terrestre a gran escala, el Congreso estadounidense nos ha recordado lo que se conoce como “la excepción palestina” a la libertad de expresión.

El martes, 22 legisladores demócratas se unieron a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes para aprobar una resolución de censura a la congresista palestino-estadounidense Rashida Tlaib. Minutos antes de la inusual votación, Tlaib se dirigió al pleno de la Cámara Baja, rodeada de varios de sus colegas del ala progresista del Partido Demócrata, entre ellos las otras dos personas musulmanas que ocupan escaños en el Congreso, el congresista André Carson y la congresista Ilhan Omar, la primera refugiada de origen africano en ser elegida para integrar el Congreso de Estados Unidos. También flanqueada por los legisladores afroestadounidenses Ayanna Pressley, Summer Lee, Jamal Bowman y Cori Bush, y la presidenta del Bloque Progresista del Congreso, Pramila Jayapal, Tlaib dijo:

“Soy la única legisladora palestino-estadounidense de este Congreso, señor presidente, y mi perspectiva es ahora más necesaria que nunca aquí. No me callaré ni permitiré que distorsionen mis palabras. Tratar de intimidarme o censurarme no funcionará, porque este movimiento por un alto el fuego va mucho más allá de una sola persona. Es un movimiento que crece día a día. Hay millones de personas en todo el país que se oponen a las políticas extremistas [del primer ministro israelí] Netanyahu […] y están hartas de ver cómo nuestro Gobierno, señor presidente, apoya que se corte el suministro de alimentos, agua y electricidad, y la atención médica a millones de personas que no tienen adónde ir. Al igual que yo, señor presidente, ellas no creen que la respuesta a crímenes de guerra sea [cometer] más crímenes de guerra”.

Mientras la congresista Tlaib se enfrentaba a la medida de censura en el Congreso, Marione Ingram, una sobreviviente del Holocausto de 87 años de edad, se encontraba muy cerca de allí, manifestándose frente a la Casa Blanca para exigir que el presidente Joe Biden pida un alto el fuego en Gaza.

Al día siguiente, Ingram dijo a Democracy Now!: “Me parece horrible que los políticos tengan el descaro de censurar las voces justas que se alzan por la paz y por la vida de los gazatíes, que están siendo asesinados. Lo que está ocurriendo es una masacre. Rashida Tlaib es, en mi opinión, una heroína”.

Ingram agregó: “Soy judía, mi madre era judía y mi familia judía fue asesinada en 1941. Los judíos de Hamburgo fueron enviados a Minsk, [la capital de] Bielorrusia. Al llegar allí, los desnudaron y luego los fusilaron y los arrojaron a una fosa común. Dos miembros de la Gestapo fueron al apartamento de mi madre y se llevaron a mi abuela la noche antes de que yo cumpliera seis años”.

La sobreviviente germano-estadounidense del Holocausto afirmó de manera categórica: “El Gobierno de Netanyahu y las políticas que Israel ha implementado durante décadas han fomentado la opresión y miseria del pueblo palestino, así como la apropiación de sus tierras. […] Fui hija de la guerra. He experimentado todas estas cosas. También sé con certeza que lo que está haciendo Israel no detendrá este conflicto. Solo lo exacerbará”.

Marione Ingram no está sola. Más de 1.000 académicos, artistas y clérigos judíos han firmado una carta abierta en la que piden un alto el fuego inmediato, la liberación de todos los rehenes que Hamás ha tomado y el fin del apartheid y la ocupación israelíes. La iniciativa fue impulsada por Omer Bartov, profesor de estudios sobre el Holocausto y el genocidio de la Universidad de Brown a quien el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos ha descrito como uno de los principales expertos mundiales en el tema del genocidio.

En conversación con Democracy Now!, Bartov expresó: “Fui soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel entre 1973 y 1976 . Como joven soldado, la primer experiencia a la que me enfrenté fue el traumático y sorpresivo ataque de [la coalición de países] árabes [liderada] por Egipto y Siria contra Israel, que tuvo lugar el 6 de octubre de 1973. Cuando ocurrió el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, 50 años y un día después, el hecho fue muy traumático para mí y para muchos miembros de mi generación”.

El profesor Bartov continuó: “Los líderes políticos y altos mandos militares israelíes han hecho declaraciones muy alarmantes y aterradoras sobre Gaza. Han hablado de arrasar Gaza y han calificado a los miembros de Hamas, pero también, por extensión, a los gazatíes en general, de “animales humanos”. Además, han hablado de desplazar a toda la población de Gaza, lo que denota una clara intención de limpieza étnica. Esas declaraciones muestran una intención genocida, que a menudo es muy difícil de probar. Las personas que llevan a cabo un genocidio habitualmente no quieren reconocer que lo están haciendo”.

Las preocupaciones de Bartov son secundadas por otro veterano de la guerra de Yom Kipur de 1973, el renombrado historiador israelí Ilan Pappé. Pappé escribió un destacado libro sobre la limpieza étnica de Palestina, un hecho que los palestinos llaman “la nakba” o “catástrofe” y que ocurrió en el período previo a la fundación en 1948 del Estado de Israel.

En la entrevista que mantuvo con Democracy Now!, Pappé expresó: “Lo que estamos presenciando ahora, lo que se desarrolla ante nuestros ojos, es una situación de genocidio, en la cual las personas, incluidos niños, niñas y bebés, se encuentren en hospitales o en escuelas, son blanco de los ataques. Esta es una operación a gran escala de asesinato, limpieza étnica y despoblamiento”.

Denunciar un intento de genocidio en curso no es un delito ni una acción antisemita. De hecho, es inherente a la frase que suelen invocar los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes: “¡Nunca más!”.


© 2023 Amy Goodman. Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Apuntes y Comentarios - Disertaciones del Crepúsculo


19 de noviembre de 2023. Por Armando Palau Aldana. Encontré y compartí en las redes sociales, un documental de Raquel de la Morena sobre “La Teoría de la Estupidez” del alemán Dietrich Bonhoeffer y del italiano Carlo Cipolla “Leyes Básicas de la Estupidez”: subestimamos el número de estúpidos en circulación, es independiente de cualquier otra característica (nivel cultural, riqueza o estatus), causa pérdidas a todas las personas y es impredecible, el relacionamiento con ella es un error costoso por ser incomprensible, y no hay nada más peligroso que los estúpidos con poder.

“Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa” dijo Víctor Hugo y “Si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados” advirtió Mahatma Gandhi, de tal suerte que quienes se rebelan contra el consuetudinario poder no pertenecemos a esta gama de estúpidos que lo perpetúan, aunque no basta. Gaitán precisó “Nos hallamos apenas en el período inicial de toda revolución: la emoción. Por eso no somos revolucionarios sino simplemente rebeldes, es decir inconformes”.

De tal suerte, que Colombia viene de un largo itinerario de estancamiento. Los vientos de cambio gubernamental del Liberalismo Radical (1863 a 1886), fueron opacados por el contubernio entre la moderada alianza política conservadora y la iglesia católica con complicidad de los liberales “Convivialistas”, dando paso a la hegemonía goda que surca la historia del país hasta 1930 en medio de “La Guerra de los Mil Días”, que entro en declive con “La masacre de las bananeras” de la United Fruit Company (1928), el excesivo endeudamiento y la recesión económica.

La República Liberal de los Radicales construyó vías de comunicación (caminos, navegación a vapor, ferrocarriles), el telégrafo eléctrico, fortalecimiento agroexportador para las bonanzas del tabaco, añil, quina y café, la desamortización de bienes de manos muertas concentrados en la iglesia, la reforma educativa con la moderna Misión Pedagógica Alemana y la fundación de la Universidad Nacional, pero el Frente Nacional (1958 a 1974) entre liberales y conservadores, aprobado por plebiscito popular nos llevó al receso.

Radiografía de la Desigualdad (Oxfam, 2017), indica que en Colombia: el 1% ocupa 81% de la tierra, mientras el 99% ocupa tan solo el 19%, y el 64% de los hogares campesinos no cuenta con su propio terruño; ese mismo 1% más rico de los colombianos concentra el 20% de los ingresos del país. Esa élite convive con el paramilitarismo para enfrentar a los grupos subversivos en sus extensos latifundios, roba el petróleo, es el beneficiario de los subsidios agrícolas, y es el dueño de los grandes medios de comunicación, matones de la desinformación.

Una élite aliada con los gamonales electorales que ciertamente retomaron el poder local en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, siendo los distritos y municipios eslabón de los mayores empleadores, cuenta ahora con la posibilidad de atender las expectativas de miles de desempleados que se ven forzados a engrosar el clientelismo, de ahí que resulte comprensible pero no aceptable, que una parte del pueblo barranquillero que reeligió al cuestionado Clan Char en un distractor de masas como el futbol, haga coro a la estupidez.

La expectativa de transición gubernamental hacia el cambio de 11 millones 292 mil votantes que representan el 50,4% con un medio millón de votos (2,2%), fenómeno de sufragio protesta que en las elecciones regionales de 2019 llegó a un millón de votos y en las pasadas de octubre bajo a 982 mil, requiere ejecutorias rápidas con el vigente ordenamiento constitucional, que establece como eje la prevalencia del interés general y la dirección e intervención de la economía a cargo del Estado en la explotación de los recursos naturales y producción de bienes y servicios.

En el mandato constitucional al Estado, para racionalizar la economía con el fin de conseguir el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población como finalidades sociales del Estado, para satisfacer las necesidades de salud, educación, saneamiento ambiental y agua potable, siendo el gasto social en los planes y presupuestos de las entidades territoriales, el prioritario sobre cualquier otra asignación, por ello es clave nuestra intervención en los planes de desarrollo territorial que se aprobaran el venidero semestre.

La puja para las reformas aumentara con esta nueva geografía electoral, se acaba el tiempo, por ello es tiempo de ejecutar a toda marcha los presupuestos para combatir la pobreza. Un inédito que grabó Carlitos Gardel en Barcelona (1928) fue “Oiga Patrón” de Gerardo Alcázar musicalizado de Francisco Betoret y Jaime Planas que dice: “Oiga por favor, pulpero / Que yo soy un pobre criollo, / A quien ya le busca el hoyo / Desde que ella se me fue. / Eche vino y caña fuerte / No tema que he de pagarle, / Tengo priendas pa´ dejarle / Y hasta el alma empeñaré”.


Cali, 19 de noviembre de 2023.


13.11.23

Crisis democrática, polarización política y constituyente


13 de noviembre de 2023. Por Jaime Araujo Rentería. Cada vez que nos enfrentamos a una crisis de la democracia, cualquiera que sea su causa: económica, social, ideológica o política; imputable al Estado o a las acciones de quienes están por fuera de él, como puede ser el secuestro del padre de un hombre amado por la gran mayoría de los colombianos,  lo primero que debemos preguntarnos es si la vamos a resolver de manera democrática o autocrática; si a la frágil democracia le insuflamos más democracia o si, por el contrario, le quitamos lo poco que de ella tenemos y le inoculamos autocracia, dictadura o totalitarismo.  

Desde que nació la democracia, en Atenas, hace 2500 años, surgió con tres elementos fundamentales: poder del pueblo (soberanía popular); libertad e igualdad de los hombres. Para Aristóteles en “La Política”, ya era claro que "la democracia es la forma en que la soberanía del pueblo está por encima de las leyes". También afirma que: “forzosamente tiene que ser soberana la muchedumbre y lo que apruebe la mayoría, eso tiene que ser el fin y lo justo (lo que beneficie a la mayoría)”. Y que todos los ciudadanos decidan todos los asuntos del Estado: “En la democracia es propio que todos los ciudadanos decidan de todos esos asuntos”; "El principio de la aristocracia es la virtud, es de la oligarquía la riqueza y el de la democracia la libertad. “Otra es vivir como se quiere, este es el resultado de la libertad. Este es el segundo rasgo esencial de la democracia, y de aquí vino el no ser gobernado, si es posible por nadie, y si no, por turno. Esta característica contribuye a la libertad fundada en la igualdad. "Las sublevaciones tienen, pues, siempre por causa la desigualdad y los que se sublevan lo hacen buscando la igualdad".

La persona democrática quiere la libertad no solamente para ella, sino también para los demás, pues se reconoce en el otro; “el yo quiere la libertad para el tú”; porque entiende qué tiene igual naturaleza que él, y lo reconoce como su igual. No pretende dominar al otro, sino escucharlo y cooperar con él; no lo ve como un enemigo sino simplemente como alguien que piensa distinto, pero que mañana puede pensar igual a él.

La idea de la democracia es la idea de la libertad como autodeterminación política. Su forma más pura ocurre cuando el pueblo directamente, sin intermediarios, crea las leyes, las ejecuta y dirime los conflictos; esta es la democracia directa, que es la que más le gustaba a Rousseau y a nosotros. Por oposición a la denominada democracia representativa, donde el pueblo escoge unos intermediarios, para que a su nombre hagan la ley, la ejecuten o juzguen los conflictos. La democracia directa es superior a la participativa y a la representativa, ya que en Colombia la democracia participativa ha sido entendida como que el pueblo es consultado sobre determinados asuntos, pero la decisión del pueblo no obliga al gobernante, pudiendo este desechar lo que el pueblo ha decidido, como ha sucedido en todas las oportunidades en que se consulta a las comunidades indígenas o afrodescendientes o cómo sucedió en el caso del plebiscito por la paz.  Que un funcionario consulte al pueblo sobre un tema y que no quede obligado por lo que éste decida, es una fementida democracia, o más gráficamente, una ¡mamadera de gallo! La democracia directa es mejor que la representativa, pues como dijo Rousseau: “Tan pronto como un pueblo se da representantes, deja de ser libre y de ser pueblo”. 

El autócrata o dictador no reconoce la soberanía popular y desprecia al pueblo, considera que él es superior al pueblo y que es el dueño del poder político, y cree que el poder le viene atribuido en razón de su superioridad y por lo mismo no tiene que rendirle cuentas al pueblo inferior. Pueblo que para lo único que sirve, según el autócrata, es para ser dominado por él; que no debe tener en cuenta y que nunca debe osar contradecirlo. El pueblo inculto no debe participar en la decisión de los asuntos que le afectan y lo único que debe hacer es obedecer a su gobernante superior, que no puede estar sometido a críticas ni a controles. En la autocracia o dictadura el gobernante se considera superior a los gobernados y sólo es responsable ante sí mismo o ante Dios.

En síntesis, el pueblo no es soberano, no es reconocido como igual y mucho menos es libre de decidir su propio destino.

Tres clases de autoritarismo

La autocracia es autoritaria en tres acepciones: psicológica, ideológica y política.

En sentido psicológico, se menciona la personalidad autoritaria para indicar un tipo de persona que, como divide a los hombres en inferiores y superiores, tiene por una parte una disposición a la obediencia servil hacia los superiores, al respeto y adulación de todos los que detentan el poder o la fuerza; y por otra, la disposición a la arrogancia y el desprecio de los inferiores jerárquicos y en general de todos a los que consideran sin poder o sin fuerza, son los que yo denomino mentalidades de Gulliver, enanos en tierra de gigantes y gigantes en tierra de enanos; humildes ante los soberbios y soberbios ante los humildes.

En sentido ideológico, son autoritarias las que niegan la igualdad de los hombres; rinden culto al principio jerárquico; a la idea de progreso contraponen la de tradición; a la razón oponen lo irracional; a los derechos del ciudadano enfrentan el deber absoluto de obediencia del súbdito, frente al poder del Estado no hay ningún derecho humano que valga, como dijera Mussolini en su tristemente célebre frase: "Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”. Desde el punto de vista político, se llaman autoritarios a los regímenes que privilegian el mando y menosprecian el método del consenso, que concentran el poder político en un solo órgano o en una sola persona, normalmente en el ejecutivo, y que le quitan valor o anulan las instituciones representativas, que reducen la oposición a su mínima expresión y eliminan los procedimientos y las instituciones encaminadas a transmitir el poder de abajo hacia arriba; el pluralismo de los partidos es prohibido o reducido a un simulacro.

Por el contrario, en la democracia, todos deben participar en todos los asuntos que deben ser decididos por todos y si no es posible por unanimidad, a través de las mayorías, lo que supone necesariamente la existencia de una minoría (u oposición), que por lo mismo debe ser respetada. 

El principio de libertad de la democracia es fundamentalmente la de una libertad para autodeterminarse espiritualmente en los pensamientos, conciencia, opiniones y en la tolerancia y respeto por las ajenas. En la autocracia o dictadura no hay oposición tolerable, ni discusión, ni mucho menos libertad de opiniones, ni participación de todos.  Sólo hay órdenes que da la autoridad y que deben ser obedecidas por todos. A la autoridad deben supeditarse todas las voluntades, todas las creencias y opiniones; y quién piense distinto a la autoridad, no sólo está en un error, sino que también es un malhechor.

En la democracia el gobernante le debe el poder a los gobernados, debe rendirle cuentas de su gestión, está sometido a crítica y a controles, sus actos deben ser realizados a los ojos de la opinión pública, es responsable de las violaciones de la Constitución y de la ley y puede ser revocado por los gobernados.  Como todos son iguales, todos tienen igual derecho a gobernar, por lo que no puede haber gobernantes perpetuos y sus períodos de gobierno deben ser cortos. 

Para la autocracia o dictadura, sólo hay verdades absolutas y, por lo mismo, una única verdad. En cambio, para la democracia, nadie tiene la verdad absoluta, cada persona tiene sólo una parte de la verdad y sólo del diálogo de esas verdades parciales puede resultar una verdad mejor o más verdadera. La democracia asigna igual valor a la voluntad política de cada uno y muestra igual respeto para cada convicción y opinión política, por eso le da, a cada una de ellas, la misma oportunidad de expresarse y de atraer adeptos en una libre competencia por las mentes de los hombres. Por esta razón, el procedimiento dialéctico que se despliega es el análisis y discusión de cada problema, donde todos tienen igual oportunidad de participar, discutir y decidir. En la democracia la manera de obtener una decisión es mediante el juego de las mayorías y las minorías; y lo que es más importante, como esas minorías también tienen parte de la verdad, no están fuera de la ley, por lo que pueden convertirse en mayoría en cualquier momento.  La minoría de hoy puede ser la mayoría de mañana y por eso debemos respetar las minorías de hoy para que nos respeten mañana cuando nosotros estemos en su lugar.

Lo democrático no es la ausencia de conflictos, sino la manera cómo los resolvemos

La democracia se refleja no sólo en los fines que perseguimos, sino también en los medios que utilizamos para lograrlos. La diferencia entre un Estado democrático y uno autocrático, dictatorial o totalitario, no está dada por la existencia o ausencia de conflictos, ya que en toda sociedad existen conflictos y situaciones de crisis. La diferencia está en la forma cómo resolvemos los conflictos, en la manera cómo nos enfrentamos a quienes piensan o son distintos a nosotros y especialmente a quienes tienen una cosmovisión política diversa. Para los autócratas Nazi-Fascistas, en política, sólo hay amigos o enemigos, no es posible otra opción. El enemigo debe someterse y si no lo hace, hay que destruirlo. En la actitud ante el diverso político se refleja una diferencia fundamental entre la democracia y el totalitarismo Nazi-fascista, pues la primera se enfrenta al diverso político con la fuerza de la razón, su método es la discusión y el diálogo, lo que busca es convencer o persuadir al que piensa distinto, pero también abiertos a la idea de que los equivocados podemos ser nosotros y que por lo mismo podemos darle la razón al adversario y  que si después de finalizado el diálogo ni yo lo persuado ni él me convence, la manera de dirimir el conflicto no puede ser por la violencia. El medio y el método jamás puede ser la violencia, el medio y el método es la decisión a través de votaciones de las cuales resultarán una mayoría y una minoría. Pero, además, con la certeza de que si hoy somos mayoría mañana podremos también ser minoría y que en la próxima oportunidad ganará quien presente más razones y argumentos, pues las mayorías y las minorías son transitorias y cambiantes.

En cambio, el autócrata Nazi-fascista se enfrenta al enemigo político con la razón de la fuerza, su método es la violencia y el fin que persigue es dominar y someter a su adversario y si no lo logra a las buenas lo logra a las malas, por la violencia, de toda clase, torturándolo, desapareciéndolo o eliminándolo físicamente.

Menos indiferencia y más polarización

La semana anterior, señalábamos, cómo el resultado electoral no mostraba una verdadera polarización política de la sociedad colombiana, de visiones del mundo, sino apatía e indiferencia de la sociedad civil frente a los actores políticos, que se llaman a sí mismos “dueños del pueblo”, ya que la abstención, los votos en blanco, los no marcados y los nulos superan el 50% del potencial electoral. 

En la democracia todas las personas tienen el derecho a participar en todos los temas que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación, como lo ordena el artículo 2 de nuestra constitución; como corolario de lo anterior, es que no puede haber personas excluidas ni temas vedados a ningún ciudadano. Todos los problemas y opiniones sobre los mismos tienen derecho a ser presentados, por más controvertibles u opuestos que sean. Para la democracia no es ningún peligro que se presente o se pongan sobre la mesa todas las ideas o cosmovisiones del mundo, las distintas concepciones del Estado o del gobierno, de la propiedad, de la paz, de la salud o de la educación, de los impuestos, de las relaciones internacionales, del medio ambiente, de la educación, la vivienda; del empleo, de las energías renovables, etc.

Por eso es que consideramos que, al contrario de lo que mucha gente dice, no estamos en un país demasiado polarizado, ya que en realidad falta más polarización, sobre todo en lo más fundamental, en la medida en que no están todas las cartas sobre la mesa, en que no estamos debatiendo todos los problemas ni todas las ideas. No estamos presentando, ni escuchando todos los argumentos sobre todos los problemas y necesitamos presentarlos y escucharlos todos, para comenzar a saber que existen, y sólo después de tomar conciencia de que existen y de visibilizarlos, junto con sus argumentos a favor y en contra, es que podemos encontrar las mejores soluciones.

Lo grave no es que existan distintas ideas, inclusive opuestas, lo grave es el método violento, nazi fascista con el que tratamos a quienes piensan distinto, ya que los consideramos enemigos y no los escuchamos, porque no entendemos que son iguales a nosotros y que también pueden tener parte de la verdad y que debemos dialogar con ellos y si finalmente no los convencemos o ellos no nos convencen, no podemos resolver las diferencias por medio de la violencia. El problema del país no es que haya muchas ideas, al contrario, faltan ideas. El problema no es que haya ideas distintas, al revés, faltan más ideas distintas sobre todos los temas, ya que sólo conociéndolas todas podemos escoger de una manera más libre, pues en la medida en que tenemos más opciones somos más libres.

De la mano de la democracia, que como hemos dicho contiene la trinidad del poder del pueblo o soberanía popular, de la libertad y de la igualdad, con la participación de todos, podemos enfrentar cualquier crisis, incluso la que estamos atravesando en estos momentos y resolverla pacíficamente. Además, por otra razón jurídico-política: En la democracia, cuando hay problemas existenciales, que dividen y polarizan a la sociedad civil, se debe consultar al pueblo soberano y constituyente y que, por lo mismo, es el árbitro supremo para dirimir conflictos y es él quien debe adoptar las decisiones. Los problemas conflictuales de todas las sociedades que las polarizan.

No sólo el tema o la manera de hacer la paz. Temas como el aborto, como el divorcio, como la pena de muerte: nunca son unánimes en ninguna sociedad. No hay unanimidad sobre ellos, en Estados Unidos, ni en Europa. Tampoco en Colombia ni en China. Entonces ahí tiene que decidir el árbitro supremo, el pueblo, por medio de votaciones que arrojen las mayorías y las minorías. Porque cuando uno ve las estadísticas las diferencias siempre son mínimas. Por ejemplo, la gente está de acuerdo con el aborto en un 51%, pero hay un 49% en contra. Lo mismo sucede, con la pena de muerte, o la adopción de niños por parejas del mismo sexo; o si los actores armados tanto del Estado como de la guerrilla van a quedar impunes o no. Esta falta de unanimidad, en estos y otros temas, es un dato de la realidad política y psicológica. Esos conflictos existenciales, para llamarlos de alguna manera, la mejor forma de definirlos, para que uno acepte que no es el resultado de una imposición, es la democracia: mayorías y minorías. Pero, además, hay que estar preparados para cualquier resultado. Aquellos que dicen ser demócratas y representar al pueblo, cuando pierden, aunque sea por un voto, no pueden salir después con la tesis de que “el pueblo no es el titular del poder y no era quien debía definir el asunto”. En eso tenemos que ser claros, absolutamente claros.

El lugar natural para debatir, afrontar y definir los temas fundamentales que de verdad nos polarizan y crear o diseñe las nuevas instituciones que hagan posible los cambios estructurales, que les den derechos y justicia social a todos los colombianos, es una Asamblea Nacional Constituyente, democrática, soberana, con inclusión de las organizaciones sociales y la sociedad civil, con la asistencia de personas, democráticas, independientes y libres.

¡El empoderamiento de las barriadas en medio del declive! Disertaciones del Crepúsculo


13 de noviembre de 2023. Por Armando Palau Aldana. Harto sorprendieron los resultados de los comicios locales en Cali, particularmente la conformación de las Juntas Administradoras Locales de las 22 Comunas y de los 15 Corregimientos, donde los sectores populares del Pacto Histórico superaron con creces a las demás fuerzas electorales, colocándose por encima de la anarquía generada por los Senadores y Representantes afines.

Mientras que de los 13 curules a la Cámara de Representantes había logrado 5, de los 21 escaños al Concejo el Pacto obtuvo tan solo 3, lo que corrobora que las dinámicas locales son muy distintas a las regionales, porque la acción y la presencia en las Comunas y Barrios de las fuerzas tradicionales tienen una mayor incidencia en los lideres comunales.

La diferencia de los mayoritarios porcentajes obtenidos para las JAL en las Comunas respecto del Concejo Distrital, indica que el trabajo particularmente de las juventudes es un reflejo del estallido social y sus 26 Puntos de Resistencia articulado con las comunidades barriales, con una dinámica en cierta forma autónoma y distante de las ambiciones de los lúgubres cacicazgos regionales.

La Ley 2086 de 2021 empoderó a las y los Ediles de las JAL, quienes a través de Acuerdos Locales aprobarán: los Planes Estratégicos de Desarrollo, la revisión y ajuste del Ordenamiento Territorial Sectorial de las Comunas o Corregimientos y el control político respectivo. Las Jal podrán sesionar juntamente con otras, para analizar y orientar soluciones a temas o problemáticas que involucren a varias.

Por supuesto que el panorama del Pacto Histórico tendrá un movimiento pendular con la pérdida de curul del Senador Alexander López por doble militancia, decretada por el Consejo de Estado y originada en incumplimiento de acuerdos políticos en Santander, transfuguismo que le costó una credencial cuya ausencia lo dejará sin el poder electoral del que fungía.

La retoma del poder tradicional en las alcaldías de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla recrudecerá la confrontación y movilización de la opinión pública direccionada por los grandes medios de comunicación hacia el gobierno petrista; así se diga como contentillo que el Pacto Histórico cuenta con 15 gobernaciones aliadas, por donde se le mire la pelota es redonda, dice el refrán popular.

La permanencia del poder electoral del liberalismo en todo el territorio colombiano, indica que el gamonalismo Gavirista conserva sus corruptos alfiles para seguir embolatando la Convención Nacional ordenada por el Consejo Electoral, porque los mejores vientos indican que para salir del rezago, la colectividad roja debe partirse para retomar el pensamiento gaitanista.

El tango Traicionera de profunda vivencia, escrito y musicalizado por Luis Garros Pe y Juan Ghirlanda en 1950, dice: “Vivir es morirse, soñando mentiras./Vivir es un sueño que cuesta la vida./Vivir sin querer, es vivir sin amor,/es irse muriendo de pena y dolor”.


Cali, 13 de noviembre de 2023


7.11.23

Del mismo modo, pero en sentido contrario


7 de noviembre de 2023. Por Marlium Jamir. El novísimo —por no hablar de inexistente o imaginario— Estado de «Israel» se ha empeñado, a la par del genocidio, en una campaña de fabricación y difusión de bulos. 

Trampa efectiva contra los observadores desprevenidos de todo el planeta. Hamas degollando niños israelíes, cuya evidencia es tan sólida como la de las armas químicas que, según el gobierno yanqui del Bush, tenía en su poder Sadam Hussein para justificar su invasión a Iraq otrora y que terminó con la desestabilización del país a la vez que asistimos al ahorcamiento del líder.

De esta forma, varios gobernantes, en cabeza del Biden, salieron a condenar la supuesta barbarie de Hamas aún sin una sola imagen de tal aseveración de la que, incluso múltiples medios de comunicación, hicieron estruendoso eco. No obstante, ya lo dijo el filósofo y sociólogo judío, Zygmunt Bauman, en su obra Modernidad y Holocausto: «El Estado judío intentó utilizar los recuerdos trágicos como el certificado de su legitimidad política, como salvoconducto para todas sus actuaciones políticas pasadas y futuras y, sobre todo, como pago por adelantado de todas las injusticias que pudiera cometer».

Hoy, en sus típicas respuestas desproporcionadas, Israel masacra palestinos por cientos y la mayor parte de sus víctimas, tanto en Gaza como en Cisjordania, son mujeres y niños. ¡Mujeres y niños! Estas imágenes —ahora sí reales y, las más de las veces, explícitas— han inundado al mundo entero de tal manera que el planeta entero está al tanto de semejante atrocidad.

Pese a ello, en un gesto de indiferencia, a veces, de indolencia, a veces, e incluso de complicidad, los líderes del mundo —sobre todo del mundo Occidental— han decidido pasar por alto. Heidegger, el filósofo alemán, construyó el concepto de avidez de novedades. A veces pareciera que esa avidez de novedades es responsable en gran medida de que, como humanidad, estemos a la espera de una noticia que eclipse a la anterior mientras seguimos cruzados de brazos.

El concho: Dice Michael Walzer que «la palabra “terrorismo” se utiliza en la mayoría de los casos para describir la violencia revolucionaria. Ésta es una pequeña victoria para los campeones del orden, en cuyas filas, de ningún modo resultan desconocidos los usos del terror».