16.3.18

Disertaciones del Crepúsculo – ¿Y de las presidenciales qué?

16 marzo 2018. Por Armando Palau Aldana. Se avecinan las elecciones presidenciales, estando el panorama de opciones conformado por cinco candidatos: dos de la extrema derecha (Vargas y Duque), dos del centro (De la Calle y Fajardo) y uno de la izquierda (Petro). Los que salen del partidor conformado por los favorables guarismos de las elecciones para el Congreso son Duque y Petro, quienes avivaron un ejercicio preliminar con sus respectivas consultas en las que obtuvieron totalizando respectivamente: cinco millones novecientos cincuenta mil y tres millones trescientos sesenta mil votos. Por su parte los sufragios de los partidos y movimientos de los demás arrojan: Vargas con dos millones cien mil, Fajardo con dos millones, y De la Calle con millón novecientos.
A punto de agotarse el plazo para modificar las fórmulas, todo indica que los candidatos no se moverán un solo centímetro, dejando al mermado Partido de la U como un definidor que se diluye, toda vez que, están divididos sus senadores entre Duque, Vargas y un tercer sector que aboga por una inviable coalición entre De la Calle y Fajardo. Respecto del conservatismo, creo que se mantienen representados con la Ramírez como fórmula vicepresidencial de Duque. Así las cosas, si las cifras se mantienen en proyección, los gananciosos de la primera vuelta serían Petro y Duque.
En sus declaraciones a la prensa, mientras Petro le sigue tendiendo la mano a De la Calle y Fajardo, estos se esfuerzan por evidenciar sus distancias con la única opción de izquierda, lo que demuestra que aquellos prefieren quedarse en el centro que es la derecha moderada, es decir, que no le apuestan a cambios estructurales ni políticos, sino a mantener el statu quo del establecimiento.
Si retomamos una oculta división del liberalismo entre los convivialistas (conocidos en el siglo diecinueve como gólgotas), y los izquierdistas (originariamente draconianos), que se unieron en la primera década del siglo veinte con el naciente partido socialista para tratar de derrocar a la hegemonía conservadora, lo cual se logró luego ante la división de las huestes godas en la década del treinta por el sector liberal que a la postre promovió el bipartidismo, denunciado y controvertido a finales de los años treinta y durante los cuarenta por Gaitán, quien encarnó y retomó la izquierda liberal, podemos asegurar que Petro es hoy el único candidato presidencial que recoge ese ideario gaitanista, quien además de haber cautivado a la mayoría de la izquierda democrática interpreta a la juventud que aboga por cambios gubernamentales que brinden soluciones a sus urgentes e insatisfechas necesidades en educación y empleo.
En sentido contrario, Duque y Vargas ofrecen fortalecer la acumulación de grandes extensiones de tierra en manos de unos pocos (las estadísticas indican que el tres por ciento de los terratenientes es el dueño del setenta por ciento del territorio colombiano, que ocupa entre otros, diez millones de hectáreas en ganadería, la mayor actividad deforestadora del país), así como la progresiva bancarización que brindó el año pasado ganancias por el orden de trece billones de pesos creciendo cuatro veces por encima de la economía del país (según la Superintendencia Financiera en Portafolio del pasado veinte de febrero). Mientras que Fajardo y De la Calle, intentan mantenerse en el centro con propuestas direccionadas a disminuir levemente la brecha de la desigualdad, a aumentar la base tributaria sin proponer una redistribución del gasto público, ni la estatización de las empresas de servicios públicos ni el fortalecimiento de la educación pública, ni la reducción del gasto militar, es decir, más de lo mismo.
Esto nos conlleva a pensar, que la propuesta de gobierno de Petro que busca un territorio socialmente justo, ambientalmente sano, sustentablemente productivo, con una población que confía en sus instituciones y participa efectivamente en el fortalecimiento de la democracia y de lo público, refleja el ideario liberal plasmado en la plataforma ideológica que confeccionamos en la constituyente liberal del dos mil, luego aprobamos dos y medio millones de militantes y simpatizantes en el dos mil dos, que se resume en: soluciones efectivas para resolver los problemas estructurales, económicos, sociales, culturales y políticos de Colombia, recuperando la salud y la educación públicas, la promoción y el desarrollo autónomo de las regiones y de la mediana y pequeña empresa; mayor accesibilidad a los servicios públicos estatales; promoción y acceso a la tecnología, la ciencia y la cultura; fomento de la agricultura basada en la función social y ecológica de la propiedad privada, para proveer soberanía y seguridad alimentaria en manos de quien trabaja la tierra, como instrumentos indispensables para combatir la corrupción consagrados en la Constitución del noventa y uno, que sectores donde militó Petro ayudaron a confeccionar en la constituyente de aquella época, que no ha sido materializada por las oligarquías políticas, porque como dijera Gaitán: “Cuando en un país la política llega a extremos tales, de espaldas a los intereses de la nacionalidad podemos, afirmar sin vacilaciones que se ha implantado el régimen oligárquico… Oligarquía es la concentración del poder total en un pequeño grupo que labora para sus propios intereses, a espaldas del resto de la comunidad”.
​Cali, quince de marzo de dos mil dieciocho.​

14.3.18

La Jornada Electoral del Congreso – Primarias presidenciales

14 marzo 2018. Por Armando Palau Aldana - Disertaciones del Crepúsculo. Culminaron las justas electorales para la conformación del Congreso de la República, elegido por un poco menos de la mitad de los 36.5 millones de votantes aptos, lo que demuestra la incredulidad en la clase política consolidada en un abstencionismo de 51.2%. El nuevo mapa electoral no tiene mayores variaciones, toda vez que el Centro Democrático, los Partidos de la U, Liberal y Conservador, además de Cambio Radical siguen siendo las fuerzas políticas que dominan el ente encargado de expedir las leyes; mientras que la Alianza Verde, el Polo, la Lista por la Decencia y el Mira son las minorías que comprenden tan solo la quinta parte de la rama legislativa. Por supuesto que la consigna de Gaitán se hace palpitante: el pueblo vota hasta el cierre de elecciones y después sigue votando la registraduría, en consonancia con la de Vargas Vila: ¡El que escruta elige!
Tomando el Senado como referencia, no obstante haber obtenido el movimiento de Uribe la primera votación, perdió una curul y a varios de sus connotados escuderos (Obdulio, Bustamante y Rangel). El Partido de la U tuvo la más aparatosa caída al reducirse en una tercera parte. Los conservadores también descendieron 3 curules, mientras que Cambio Radical creció casi el doble y pasó a las grandes ligas. En cambio, el Partido Liberal, perdió 3 curules en el Senado y lo mismo en la Cámara, sin que importe que haya tenido una leve subida en el guarismo, pues a la hora de aprobar los proyectos de actos legislativos o de leyes, lo que cuenta son las casillas en el Congreso, corroborando el fracaso de Cesar Gaviria en la conducción de la colectividad roja, en donde el 12% voto solo por el partido demostrando su inconformidad con la dirigencia y los rojo desteñido candidatos.
Estos comicios se convierten en una especie de primarias para las venideras elecciones presidenciales, con tan solo 11 semanas de proselitismo por delante, en los que se destacan tres cabezas visibles con opción de triunfo: Germán Vargas e Iván Duque (dos exponentes de la derecha) y Gustavo Petro (izquierda). Un escenario similar a las elecciones del 46, donde Laureano Gómez fraguó la derrota que el conservatismo con Mariano Ospina le propinó al liberalismo, que se fue dividido entre Jorge Eliecer Gaitán (L. Izquierda) y Gabriel Turbay (L. Convivialista).
Es indiscutible que Fajardo y De la Calle, solo cuentan con la opción de formar coalición con Vargas Lleras o con Petro, para inclinar la balanza desde la óptica de la fuerza electoral que poseen en el nuevo Congreso, partiendo desde la idea que es bastante la distancia que les separa del uribismo representado en Duque.
El desempeño histórico de los resultados electorales, indica que las presidenciales siempre arroja mayores votos que las del congreso, es decir, que es la posibilidad de que la franja de opinión participe. Lo cierto es que la juventud mostró con sobradas razones, que sigue siendo indiferente a las contiendas políticas que nada le ofrecen, pues las cifras de desempleo, de falta de acceso a la universidad, de escenarios deportivos, entre otros, hacen que estos conformen el grueso de la población abstencionista.
Es la hora, que un programa de gobierno nacional recoja a la juventud y por supuesto a la niñez, desde la perspectiva de grandes soluciones para resolver los problemas estructurales, económicos, sociales, culturales y políticos que aquejan a nuestra atribulada patria. Una propuesta que recupere la salud y la educación públicas; la promoción y el desarrollo autónomo de las regiones y de la pequeña empresa; la defensa de accesibilidad a los servicios públicos estatales; así como la promoción y acceso a la tecnología, la ciencia y la cultura; al igual que la promoción de la función social y ecológica de la propiedad privada, donde la agricultura garantice la soberanía y seguridad alimentaria en manos de quien trabaja la tierra. Instrumentos indispensables para combatir la corrupción.
Cali, 12 de marzo de 2018.

6.3.18

La marea Petrogaitanista.

6 marzo 2018. Por Horacio Duque. Históricamente las campañas electorales colombianas se han caracterizado por agudizar las tensiones y divisiones en el seno de la nación y la sociedad. La disputa por el poder político le agrega nuevos ingredientes a la violencia rutinaria y crónica que permea diversos espacios del Estado. Todo como consecuencia del modo de ejercer la dominación las élites hegemónicas. Los clanes que controlan los resortes estratégicos del cuerpo social y político, para tomar en préstamo una figura spenceriana, usan y abusan de la violencia para bloquear cualquier proceso reformista que modifique las inadmisibles condiciones de inequidad que afectan a millones de personas.
El proceso de paz construido entre el actual gobierno y las Farc perfilo en los años recientes un campo politico lleno de grandes potenciales y posibilidades democráticas. Se ha creado un clima de mayor apertura y movilidad en el que nuevas subjetividades emergen con inesperados bríos. Es el caso del liderazgo de Gustavo Petro y su Colombia humana.
Hasta hace algunas semanas Petro lucia como un instrumento artificialmente inflamado con encuestas hechas al gusto de grandes jugadores electorales para meter miedo a los ricos enmodorrados y en clases medias presas de un pánico patológico. Obvio, para agudizar el fascismo social, a la manera como lo caracteriza De Sousa Santos, entre los segmentos pobres. La narrativa que utilizada para el efecto es la del castrochavistas y el petrochavismo. La Venezuelizacion de Colombia por Petro en caso de llegar a ser elegido como Presidente. Discursividad que, por supuesto, suma toda suerte de mentiras, distorsiones y engaños y señalamientos sobre populismos.
Sin embargo las cosas parecen ser de otro alcance. A estas alturas de la campaña, con Petro posicionado en la punta de las encuestas, de varios sondeos la figura de Petro y su liderazgo tomo otro rumbo. Digamos que Petro adquirió una consistente dimensión política. Digamos que se volvió una razón social muy potente. Digamos que alcanzó la forma de un avatar popular en el que se cuelan todas las rabias, todas las indignación acumuladas, todas las demandas más sensibles de los pobres, de los trabajadores, de los indígenas, de los afros, mujeres, jóvenes, ambientalistas, LGBTI etc.
Cada coyuntura, se lo oí decir al inolvidable Zemelman tiene sus propios actores, y la que se ha decantado con la paz ha hecho de Petro el epítome de muchos rostros. Epítome que carga con su significante vacío, que tomo de Laclau sin comprarme toda su teoría populista.
Petro hoy es memoria histórica acumulada, por eso me atrevo a sugerir la metáfora del Petrogaitanismo para contrastarlo al estigma ultraderechista promovido en la red mediática hegemónica, para enlodarlo y degradarlo.
Petro es memoria histórica que acumula la batalla gaitanismo del 48, la resistencia agraria de los años 50, la lucha de masas de la Anapo agredida por el fraude, los paros cívicos, acción combativa de la Up en los años 80, la movilización de Galan, el auge constituyente del M19, la acción civilización de Carlos Gaviria y el aire fresco de alcaldías y gobernaciones progresistas en las décadas recientes.
La ruta de Petro y del Petrogaitanismo permite la comparación con la marcha de Evo Morales en Bolivia hacia el poder popular e indígena. Evo fue y es el acumulado histórico de la revolución minera del 54, de la gesta épica del Che Guevara y de la lucha de masas contra el neoliberalismo.