21.2.21

Escarbando Nuestra Mente


30 enero 2021. Por Augusto Castro MD. El instinto que cojamos es cuestión de nuestro libre albedrío. Si escogemos el desprendimiento, el cambiar el sentimiento individualista por el sentimiento de un todo colectivo, debemos centrarnos en una mentalidad abierta, grande y reorientar la mente hacia instintos nobles. Creándonos un ambiente de cargada energía, que impulse naturalmente a nuestra mente hacia significados profundos, revalorando las prioridades en la vida con una nueva actitud.
La persecución persistente de nuestro bienestar material, ciega nuestra visión. Vivimos en un círculo limitado, que termina por cegar nuestros ojos: yo, mi familia, mi grupo de amigos, mi país, mi religión... Este arquetipo de conducta origina unas barreras insalvables, demenciales. Una vida dedicada a nuestro beneficio personal, reduce el ímpetu para dirigir nuestras energías a lo que realmente es impactante, nos debilita para resistir a la inequidad y para luchar por lo que vemos que es justo. Esta mente estancada, refleja carencia de dimensión contemplativa.
Una visión espiritual, gradualmente compele al ser humano a actuar fuera de su zona de confort, no únicamente para su propio interés sino también para el de los demás.
El real desarrollo humano, no tiene significado sin lo espiritual y ético; lo que hay es estancamiento, al menos que acrecentemos nuestra consciencia. En este proceso, la vida se convierte en un ofrecimiento al Universo de nuestro servicio desinteresado durante todas las actividades mundanas.
La cruel caza, pesca y desinterés por otras especies se ha tornado en una cosa grave que viene alterando el balance del ecosistema de la tierra y biodiversidad, además que demuestra la carencia de las cualidades humanas de compasión y cariño.
¿Por qué hay tanta falta de cariño en la vida, en el mundo? ¿Hay un propósito oculto o es la vida solo una serie de accidentes? Si la vida es vista como un fenómeno que tiene un propósito y no como una secuencia de logaritmos deseados de accidentes meramente mecánicos, debemos comprender el lugar y significado de las dificultades en la vida, limpiando las asperezas con cariño.
¿Qué hacer para superar estas dificultades? Es el comprender que la vida no gira de acuerdo a lo que nos gusta o no. El río no fluye de acuerdo a nuestros deseos. El sol no aparece o desaparece en el horizonte de acuerdo con nuestra imaginación. De hecho la vida sería terriblemente aburrida si todo ocurriera como guion preestablecido.
La naturaleza nos enseña que experiencias que no son bienvenidas, nos pueden curar de nuestra arrogancia y vanidad. Así que debemos reconocer el cariño inherente que nos demanda pasar a través de las dificultades.
La sabiduría consiste en escoger nadar o navegar cuando las ondas son favorables, trabajando y descansando en armonía con el ciclo día-noche.
La mayoría de nuestros sentimientos negativos que asociamos con dificultades son de nuestra propia hechura. Si miramos una situación como difícil, la situación se nos revelará como difícil.
No miremos los problemas negativamente, si no como un campo de entrenamiento de habilidades vitales y disfrutémoslos a la vez que vamos aprendiendo de ellos. Cuando afrontemos un problema, focalicémonos en cual puede ser la solución más que en quejarnos, siendo parte de la solución y no víctimas del problema.
Para autorrealizarnos y realmente desarrollarnos humanamente, nunca perdamos la comprensión de que somos rayitos del sol infinito, del fuego amoroso, divino y que tenemos el poder dentro de nosotros para cumplir nuestra misión. Esta es una actitud positiva. No hay liberación para el hombre hasta que no realice su propia alma. Pero no accedemos a ello y continuamos nuestra vida en en estado de miseria, ya que nuestros profundos arraigados hábitos de pensamientos negativos destroza nuestra confianza y perjudica nuestro razonamiento. Pensamientos negativos como “ Estoy seguro, no voy a salir de esta enfermedad”, constantemente ocupan la mente de las personas con una aproximación negativa a la vida. El éxito para estas personas se muestra esquivo. Por ello es recomendable fortalecer nuestra voluntad a través de una continua introspección y alinearnos con la corriente cósmica de energía positiva que constantemente fluye dentro de nosotros; para cicatrizar las células de pensamientos negativos y reemplazarlos por auto-confianza, creyendo en nuestras habilidades.
Si nosotros observamos cuidadosamente nuestro patrón de pensamientos, podemos encontrar que la mente puede vagar sin rumbo y se compromete en numerosas cosas simultáneamente. A causa de este esparcimiento de pensamientos, la mente se debilita, dificultando el enfocarnos en un objetivo particular, noble.
Observemos que la calma, relajación, descanso, ansiedad, confianza, inseguridad, envidia, agradecimiento, etc., únicamente uno los puede notar. A medida que los pensamientos se van sucediendo, podemos sentir todas esas emociones en un tiempo corto. Esforzándonos en ser más auto conscientes, podemos tratar de estar en contacto con nuestros pensamientos y emociones tan frecuente como nos sea posible, en un intento de obtener una mejor comprensión de nuestras tendencias, para que podamos suavemente transformarlas en mejores condiciones de salud.
De aquí la importancia de distinguir finamente entre, quien siente estos estados de cambio emocional y quien los está observando internamente. ¿Quién es el que emana los pensamientos y quien es consciente de ellos? ¿Quién está ocupado con la auto habladuría y quién es el que está escuchando? La respuesta a estas preguntas, es mente y consciencia, respectivamente.
El espejo que nos hace visible los pensamientos y emociones, permanentemente cambiantes, es la consciencia, es nuestro verdadero ser.
Observando nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y emociones, nuestra rabia, nuestros anhelos; comprendemos que simplemente somos la consciencia que observa esos aspectos en una forma humana.
Si logramos vivir en la consciencia de nuestro duradero ser, no nos identificaremos fácilmente con los altos y bajadas de nuestras experiencias físicas y emocionales. Y ya bien establecidos en nuestra conexión con nuestro verdadero ser, podemos vivir plenamente nuestras diferentes tareas en la vida con gran sentido de regocijo.