Michael Löwy · · · · · |
11/01/15 |
Infamia. Es la única palabra que puede resumir lo que sentimos ante
el asesinato de los compañeros de Charlie Hebdo. Un crimen tanto
más odioso, cuanto que estos camaradas artistas eran gentes de izquierda,
antirracistas, antifascistas, anticolonialistas, simpatizantes del comunismo o
del anarquismo. Hace poco, habían participado en un álbum de homenaje a la
memoria de los centenares de argelinos asesinados por la policía francesa en
París el 17 de octubre de 1961. Su única arma era la pluma, el humor, la
irreverencia, la insolencia. También contra las religiones, según la inveterada
tradición anticlerical de la izquierda francesa. Pero en el último número de la
revista, la portada ofrecía una caricatura contra la islamofobia de Houllebeck,
y dentro, una página de caricaturas contra la religión… católica. Vale la pena
recordar que Chab, el redactor jefe, era un dibujante de sensibilidad
revolucionaria que llegó a ilustrar el libro de Daniel Bensaïd Marx,
mode d’emploi. Y que estaba
presente en el acto de homenaje a Bensaïd, en donde esbozó unos dibujos tiernos
e irónicos que se iban proyectando en pantalla.
La
acción de estos fanáticos e intolerantes jihadistas es un crimen contra la
libertad de prensa, contra la libertad de pensamiento, contra la libertad
artística. Pero es también un crimen contra el Islam, y contra los musulmanes
de Francia, que ahora corren el riesgo de pagar la factura de una infamia de la
que no son en absoluto responsables.
La
ola de islamofobia que ha venido creciendo en la Francia de estos últimos años
con el apoyo de periodistas racistas como Eric Zemour o de escritores
“consagrados” como Houellebeck, confunde
musulmanes con integristas e integristas con jihadistas, en una amalgama tan
pérfida como manipuladora. Ese clima deletéreo favorece a las corrientes
racistas, “identitarias” y fascistas, sobre todo a la empresa de la familia Le
Pen, que ha hecho del racismo y de la islamofobia su fondo de comercio. Huelga
decir que procurarán servirse del crimen de los jihadistas para esparcir su
veneno.
Unos y otros buscan
instaurar un clima de “guerra de civilizaciones”, según la siniestra fórmula
acuñada por Samuel Huntington (uno de los arquitectos de la Guerra del
Vietnam). Urge recordar que el verdadero conflicto de nuestro tiempo no se da
entre “el Islam” y “Occidente”, sino entre explotadores y explotados, entre
opresores y oprimidos. Y a fin de cuentas, entre los intereses del capitalismo
y los de la Humanidad.
Michael Löwy es un
reconocido filósofo e historiador marxista del pensamiento contemporáneo.
Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella
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martes, 13 de enero de 2015
Charlie Hebdo: la infamia
Publicado 12:08 p.m. Por www.pensamientoambiental.com
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