2.2.23

¡Se enlista la derecha! - Disertaciones del Crepúsculo


15 enero 2023. Por Armando Palau Aldana. Muchas de las cosas y eventos que ocurren en el mundo tienen fuertes vínculos, ello se puede colegir cuando uno mira en detalle la filigrana de los acontecimientos en el Norte de América y en América Latina y El Caribe.

Estamos hablando de: el golpe de estado a Manuel Zelaya en Honduras (junio, 2009), la traición de Lenin Moreno a la Revolución Ciudadana de Rafael Correa (mayo, 2017), el derrocamiento a Evo Morales en Bolivia (noviembre, 2019), el asalto de las huestes salvajes de Donald Trump al Congreso de los Estados Unidos (enero, 2021), el asesinato de Jovenel Moïse en Haití (julio, 2021), el derrocamiento de Castillo en Perú (diciembre, 2022) y la toma de las sedes estatales en Brasil contra Lula da Silva (enero, 2023), para citar algunas de las más visibles.

En todas estas rupturas políticas está la intermediación de las más fuertes expresiones de la derecha, es decir lo más próximo al fascismo, entendido este por el filósofo italiano Umberto Eco en una conferencia en la Universidad de Columbia (1995), como un gobierno con los siguientes rasgos:

Culto a la tradición a través de elementos como la religión, la lengua y la familia; rechazo a las ideas ilustradas y progresistas; pasar a la acción sin necesidad de una reflexión previa; anular cualquier pensamiento crítico; la exclusividad de las ayudas públicas solo para los nacionales y exclusión de los refugiados; mayorías sociales furiosas y frustradas, especialmente la clase media; nacionalismo y obsesión por las conspiraciones; rechazo al pacifismo; desprecios por los débiles; el heroísmo como norma superior en el culto a la muerte; desdén hacia las mujeres y rechazo de actitudes sexuales contrarias a las tradicionales; el populismo como respuesta emocional de un público a consignas vacías o poco racionales; y vocabulario empobrecido y elemental para limitar el razonamiento.

Así las cosas, es fácil encontrar a mucha gente que se cree de izquierda, se denominan progresistas, o se consideran de avanzada, y se escucha afirmar que pertenecen a la centro izquierda, un lugar que muchos dudamos que exista, porque es una falacia para enmascarar los nexos del centro con la derecha moderada, es decir, son de una vergonzante y sutil derecha, pero quieren aparentar tener un leve matiz de izquierda, aquellos que nos hacen recordar la canción de Alberto Cortez "Para ser un pequeño burgués", que aunque no lo sean porque no cuentan con recursos financieros para materializar ese persistente sueño, afirman que lo malo de la rosca es no estar en ella, como le ocurre a una importante cantidad de personajes de la clase media, cultores del crédito bancario que viven endeudados toda la vida para pagar un lujoso apartamento o un moderno automóvil, y las carreras universitarias de sus descendientes en costosas universidades privadas.

Esa cómoda amalgama de la clase media influye fuertemente en vastos sectores de la barriada popular, ese encantador lugar en donde la gente vive la solidaridad espontáneamente, la camarería permite que todas las familias se conozcan y se saluden fraterna y sinceramente, en donde se ve en cantidades “las caras lindas de mi gente bella” como canta Ismael Rivera. La influencia de los de la mitad en el emparedado, tiene que ver con que sus microempresas son en muchos casos encopetadas y en ellas prestan su importante fuerza laboral hombres y mujeres de los barrios populares, muchas de estas oficinas quedan en las zonas céntricas de las ciudades, están cerca de los bancos y se convierten en un referente social.

Buena cantidad de estos "Estrato 4/5" a su vez creen tener relaciones directas y más cercanas con la dirigencia política, bancaria o empresarial de la ciudad o la región, y son convidados a reuniones en clubes y asociaciones gremiales en donde les dan línea y se reúnen para hablar mal de los nuevos impuestos, maldicen la posibilidad de recuperar la salud pública, especulan sobre el destino de los fondos pensionales, denigran sotto voce de las gentes indígenas o de las comunidades negras, consideran que las y los venezolanos colombianizados son gente peligrosa, afirman que los ambientalistas somos terroristas y solo apoyan las superfluas campañas ecológicas bien vendidas por las redes sociales, y aprovechan a quienes se desencantan rápidamente de los errores o desaciertos del gobierno de transición liderado por Gustavo Petro, para vociferar “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, aprovechando que a pesar de ser el aparato estatal el mayor proveedor de empleo "no hay cama pa'tanta gente" como se le escucha al Gran Combo.

Pues bien, toda esa pequeño burguesía que encuentra eco en enconados furibistas, viene atizando la caldera del resentimiento de la derecha que se niega a perder el poder que durante tantas décadas ha ostentado, y anuncian con trinos otra movilización nacional, mientras que recomponen sus estrategias de comunicación y empoderamiento, comprando medios de comunicación regional, articulando nuevamente las huestes partidistas con los gamonales, estos a su vez con los directivos empresariales y buscando la efectiva inversión de capitales hurtados al erario, pues los contratistas estatales tradicionales tienen reservas para seguir financiando las venideras campañas regionales para conservar curules en concejos y asambleas departamentales, así como alcaldías y gobernaciones.

En la otra orilla (no muy definida por supuesto, toda vez que las coaliciones en el Congreso de la República y el cogobierno con partidos y movimientos tradicionales), se repiten cuestionados esquemas, se imponen y/o se deslegitiman candidaturas, se invocan las listas cerradas, pero no se visibilizan esfuerzos por lograr el empoderamiento de ejercicios democráticos que permitan a militantes y simpatizantes oxigenar a los partidos y movimientos. En medio de este despelote se enlista la derecha.

Como dice Camouflage, el bello tango cantado por Julio Sosa escrito por José García y compuesto por Enrique Francini (1960): "Hoy en día todo es grupo, disfrazado de verdad, y una sarta de mentiras ha invadido la ciudad (...)  Camouflage, apariencias engañosas que no dejan ver las cosas como son en realidad (...)   En el corso de la vida todo el año es carnaval. Con careta de angelito disfrazado va el chacal, el perdido de decente, el viejo de joven va, el farrista de hombre serio y el manguero de pashá. El palmao las va de atleta con hombreras de algodón, la viejita de pebeta con vestido bien cortón. Y así va la caravana dedicándose a fingir porque sabe que sin grupo no es posible ya vivir”.

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