29 de abril de 2023. Por Armando Palau Aldana. Esta frase que el inmortal Shakespeare le asignó a Hamlet en su monólogo, podría ser la brújula de la sociedad; infortunadamente es un debate inexistente en la inmensa mayoría del conglomerado social. Nietzsche, uno de los más grandes pensadores de occidente, consideró que “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”, porque “La independencia no es un derecho, es un privilegio que corresponde a una minoría”, por ello es por lo que “El hombre tiene más carácter cuando persigue su temperamento, su instinto”.
Esta dinámica del pensamiento que se construye a partir del disenso más no del consenso, se torna álgida cuando la versión más civilizada de la guerra consagra una de sus batallas, las justas electorales, en la que en nombre de la participación unas minorías representan a una sociedad de bastardos embromándolos para gobernarlos, construyendo alianzas perversas en la mecánica electoral en la que la estupidez no reside precisamente en los elegidos sino en los electores, quienes descubiertos tempranamente dejan que aquellos salten del trampolín de la ignorancia a la piscina del oportunismo.
Por supuesto que bastante costo implica el carácter cuando se trata de ser autónomos y desplegar el criterio como bitácora, para moverse en las arenas movedizas de la hipocresía que carcome a la masa ni pizca invectiva, que se enlista contra la rebeldía encausada hacia el bienestar general sin réditos personales. Mientras que esta última es la veleidad de los que disfrazan el lobo escondiendo la satisfacción de sus propios anhelos. Desmantelar estos truhanes con una mirada acuciosa requiere el esfuerzo de pensar y de beber del pensamiento para cuestionarles con acierto.
Aquellos que defenestran la credibilidad pública perfilan su egocentrismo en empresas electorales en las que no se les permite a cercanos, cuestionamiento alguno, porque les sobra la arrogancia para bautizar en singular su nicho politiquero y no en plural un proyecto colectivo. Parten de propuestas genéricas sin haber construido la pregunta desde el sentipensamiento (Fals-Borda) de atar la razón y la emoción para interpretar y para vivir (Antropología Simbólica y Literaria), resuelven sobre diagnósticos de cajón lejos de la realidad cotidiana de los barrios y calles con las redes del discurso mediático.
No tienen trayectoria de denuncia o de accionantes judiciales en contra de la corrupción, sus querellas solo navegan en las redes sociales, lo ambiental es asunto de poca monta para estos y estas ególatras que contratan la mejor fotografía de perfil para pescar incautos. Se invierte el orden de las cosas, las problemáticas sociales devienen de encuestas de percepción ciudadana en las que no participa ni la milésima parte de los que serán gobernados, primero procuran ser escogidos como los personajes de la contienda electoral y luego radican los programa que sus asesores les confeccionan.
En medio de una masa electoral que no es crítica, se escoge en las regiones al menos malo, no se repite el antecedente de las presidenciales en que a pesar de algunas contradicciones los sufragantes escogimos al mejor (salvo mejor opinión en contrario). No en vano el reaccionario Conde de Maistre, no obstante oponerse a los pensadores de la Ilustración escribió con acierto “Cada pueblo o nación tiene el gobierno que se merece”, triste realidad para nuestra atribulada colombianeidad, siendo nuestro reto seguir pensando y continuar discrepando para proponer a las gentes a través de la opinión pública.
El sendero es sin duda complejo, particularmente si como los salmones se nada contra corriente, sometidos al dedo perverso que señala a quienes preferimos estas encrucijadas a cambio de la comodidad de no ser para parecer, como en el tango Uno (1943) de Santos Discépolo que musicalizó Marianito Mores y que entre otros interpretó bellamente Libertad Lamarque “Uno, busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias... Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina”.
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