Cali, 14 de julio de 2014. Por Armando Palau Aldana. Estamos a tan solo 100 días de la realización de la décima sexta versión de la conferencia de los países parte de la Convención sobre Diversidad Biológica, que se celebró en Río de Janeiro en 1992 conmemorando dos décadas de la Cumbre de Estocolmo sobre el Entorno Humano (1972), que por un infortunio de la vida se realizara en Cali y no en Estambul.
El llamativo espectáculo ha servido de caballito de batalla al gobierno nacional, para enrolar bajo expectativas llenas de galimatías a oportunistas que disfrazados de ovejas con el ropaje ambiental, llegan con los ávidos bolsillos abiertos y con lisonjas esperando las canonjías de exiguos fondos en que se depositan unas monedas del uso comercial de la biodiversidad.
También arriban otro tanto en medio de la ingenuidad, provocada por el nulo esfuerzo de información y documentación, creyendo que las píldoras de las redes sociales colmaran la ignorancia que no sirve de excusa, para corear a quienes con mirada crítica y desde un incansable activismo y estoicismo levantamos el velo del negocio de las patentes genéticas.
La biodiversidad es un cardumen con que las transnacionales comercializan la biotecnología farmacéutica, el mercado agroquímico (fertilizantes, plaguicidas y semillas), la fabricación de armas biológicas y patógenos, con las que se promueve o combate el terrorismo y la contrainsurgencia, justificando la búsqueda de la paz y la protección de la democracia.
Reitero: el disenso es creador, desde ideas como el pensamiento crítico en Pablo de Tarso, el panteísmo de Spinoza, la crítica de la razón pura en Kant, la dialéctica de Hegel, la duda metódica en Descartes, la epistemología de Popper, la teoría del lenguaje de Chomsky. El conocimiento no es el consenso, es el ejercicio de la contradicción libertaria.
Nos enseñó Chomsky (2010): “El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes”.
Quienes nos atrevemos a cuestionar lo establecido y nadar contra la corriente, somos una pizca de la muchedumbre adormecida por el poder de la publicidad, que aprendió la estrategia de la distracción indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales. Vivimos el riesgo de ser las brujas que desean inmolar los inquisidores de turno.
Paralelo a este tergiversado mundo de la información, la crisis en la justicia se acentúa; mecanismos de protección como la tutela creada por la Declaración de Naciones Unidas (1948), por fuera de nuestro ordenamiento jurídico hasta la Constitución del 91, permitió durante medio siglo, la consolidación de las inequidades y el detrimento del bienestar general y el progreso.
No obstante estar ordenado en la Constitución que en ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su resolución, el Consejo de Estado, por ejemplo, se toma entre 3 y 4 meses para resolverla, una inaceptable paradoja que muestra la arrogancia de muchos de los magistrados de una cuestionada corporación judicial.
En la álgida lucha por defender la exclusiva mega biodiversidad del Parque Natural Gorgona, estamos ahora en dos estrados: la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional. La primera resolverá la modulación que hemos solicitado para que la sentencia del Tribunal de Bogotá cobije a todas las comunidades étnicas implicadas, la segunda revisara lo que se decida.
En fin, basta con ver el deplorable espectáculo de escenarios sin capacidad de decisión alrededor de la COP16, por ello, estamos invitando a la realización de la Conferencia Disidente, en donde asistiremos los que abrimos espacios para la vida y luchamos por ello, no aquellos del viejo almacén del Paseo Colón donde van los que tienen perdida la fe.
En este periplo es apenas necesario que las organizaciones y sus dirigentes tomen posición, para no seguir entre la mentira y la verdad, como en el tango Dilema de Cadícamo y De Caro: “Yo soñaba con ella un Edén, / paraíso feliz... Todo color. / No pensaba, jamás, que ese Edén / pudiera tambalear delante de otro amor... / La fuerza de un extraño y gran querer / hoy viene a aquel paisaje ensombrecer... / Qué he de hacer / corazón, qué he de hacer, / el dilema aquí está sin resolver...”.
Cali, 14 de julio de 2024.
0 comments:
Publicar un comentario