sábado, 24 de junio de 2023

¡Cali, una ciudad sin propuesta! - Disertaciones del Crepúsculo


25 de junio de 2023. Por Armando Palau Aldana. La capacidad de intriga y la proliferación de noticias falsas por parte de la derecha, entre la que se cuenta la dirigencia liberal, han llevado a varios generadores de opinión pública a coincidir en afirmar que Petro y el Pacto Histórico detectan el gobierno más no el poder. La derecha tiene claro la potestad del presidencialismo colombiano, la ciudadanía lo ignora y por supuesto se lo ocultan.

Entre 1863 y 1885 el Liberalismo Radical gobernó a Colombia sacando del atraso a la patria, bajo la égida del derecho de las mayorías por encima del individuo a través del Estado para privilegiar el bienestar general, siendo la versión más racionalista e ilustrada del liberalismo confiando en la razón como orientador de la organización social por intermedio de las reformas sociales y políticas.

En aquellos tiempos, Estados Unidos de Colombia contaba con los Estados soberanos de Antioquia, Boyacá, Bolívar, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima, en donde se impulsaron Escuelas Normalistas, el telégrafo, el desarrollo económico potenció una economía de exportación, se incrementó la producción agraria y construcción de carreteras, ferrocarriles y la navegación del Magdalena.

Se vivió el rol civilista del pensamiento liberal radical que bebió de la Ilustración, distante del liberalismo tradicional y del conservatismo. Se implantó la libertad de enseñanza y se decretó la libertad de culto, permitiendo que un porcentaje de jóvenes accediera a la educación con un vertiginoso crecimiento. Sin embargo, los conservadores retornaron al poder y le devolvieron a la iglesia Católica la orientación de los estudiantes y enclaustraron el progreso.

Se avecina la inscripción de candidaturas a la alcaldía de Cali y ciertamente de la ingente cantidad de postulaciones se ve una orfandad para sacar a Cali avante. La inmensa mayoría se alinea en pensar que los más grandes problemas de la Sucursal del Cielo son la inseguridad y la movilidad, dejándose llevar por lo que dicen las especulaciones de percepción ciudadana.

De la caterva de postulaciones, nadie se ha propuesto el reto de consultar a las gentes en cada comuna, cuales son los problemas y cuales las soluciones, porque la soberbia no les permite aceptar que lo de menos es su arrogancia, lo definitivo es la participación de las comunidades que son precisamente las que elegirán. Pasan por esos rincones de la ciudad para empapelar sus andenes y parques.

Gaitán en su accionar político consideró que lo más importante es la identificación del problema, tiempo después Fals-Borda complementó esta idea sugiriendo el sentipensamiento que encarna el poder popular a través de su sabiduría barrial y campesina. Una fórmula para conjugar la gobernanza ambiental como una posibilidad de progreso que atienda y resuelva las Necesidades Básicas Insatisfechas de las comunidades.

En Cali en marzo del año pasado el Pacto Histórico obtuvo el 30.6% de la votación en los comicios para Cámara de Representantes y en mayo el 52.6% en la primera vuelta, sin embargo, ha sido precario el posterior trabajo político de la dirigencia y la militancia en los sectores populares, no se ve una instrumentalización del discurso para la confección de un programa de gobierno incluyente, la puja apunta a la candidatura.

Cali en lengua Nasa significa tejido trenzado sin agujas, sin embargo, nuestra ciudad en este gobierno de transición no está siendo empoderada por sus correligionarios. Por ejemplo, a pesar de algunas candidaturas femeninas estas no logran el empoderamiento de las indispensables mujeres que representan el 52.4% con propuestas construidas con y para ellas.

Debemos encontrar una postulación que saque de este entramado de corrupción a Cali, que recoja y ofrezca opciones de gobernabilidad y progreso a la juventud, que vitalice los parques con la cultura la recreación y el deporte, que potencie la descontaminación con el empoderamiento de la bici promoviendo la salud pública, y la distribución de contratación del gasto, temáticas ausentes del debate.

Porque las pírricas candidaturas nos recuerdan a Gaitán: “En Colombia hay dos países: el país político que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. Tremendo dilema en la historia de un pueblo”.


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