31 de marzo de 2023. Por Armando Palau Aldana. Hace un poco más de cinco décadas (septiembre 1972) se estrenó en Paris la taquillera película “El discreto encanto de la burguesía” del sarcástico y espléndido Director de Cine Luis Buñuel, la salvaje y surrealista visión sobre los ricos y los poderosos, mostrando en las andanzas y conversaciones de estos emergentes el vacío de sus vidas atrapadas por la absoluta intrascendencia de sus actos, sus diálogos y sus expectativas, aunque siempre elegantes y de exquisitos modales, como en la canción "Para ser un pequeño burgués" de Alberto Cortez.
Es más o menos, lo que ha ocurrido con la puesta en escena del Procurador Ambiental Gustavo Guerrero Ruíz, quien irrumpe ante la opinión pública por segunda ocasión, vociferando con lujo de detalles que no se trata de una Mini Base Militar la que viene construyendo la Armada Nacional en el Parque Natural Isla Gorgona con recursos del Fondo Antinarcóticos de los Estados Unidos, y que todo lo afirmado por los ambientalistas sobre los impactos que el radar y el muelle causarían son meras especulaciones terroristas.
La primera vez que la opinión pública supo del personaje (noviembre 2020) fue cuando fungió de abogado de oficio de Iván Duque ante la Corte Suprema de Justicia, corporación colegiada que le ordenó al SubPresidente proteger el Parque de los Nevados declarado como sujeto de derechos. El Procurador Ambiental pidió con fervor que se desestimara el incidente de desacato por incumplimiento. Es apenas razonable deducir que hace parte de las cuadrillas derechistas que lidera la Procuradora Cabello Blanco.
Varios aspectos ponen en funcionamiento aquí la teoría del “malpensante” (piensa mal y acertaras), toda vez que, el agente del Ministerio Público reunió afanosamente a todo el estamento ambiental del alto gobierno petrista involucrado en la Licencia para la construcción de la Mini Base Militar pero omitió deliberadamente convocar a los voceros ambientalistas y afrodescendientes, no obstante que la Constitución le impuso como funciones proteger los derechos humanos y defender los intereses ambientales.
El Procurador Ambiental exhibió ante los medios de comunicación un léxico jurídico digno de egresados de las encopetadas universidades bogotanas de Los Andes y Pontificia Javeriana, creando confusión y desazón ante quienes desde la sociedad civil se han sumado a esta causa en defensa del Mundo Marino y la Biodiversidad del Parque Natural Isla Gorgona, pero le descubrimos prima facie sus falacias y sofismas, y le pusimos en buen recaudo a la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema para que se le investigue por varios punibles.
Una vez finalizada la reunión del Procurador Guerrero con la alta dirigencia ambiental gubernamental, emitió orden de rápida ejecución de colocación y funcionamiento del radar y construcción del muelle, no obstante que con sus 180 metros este malecón perturbara la zona de tráfico, apareamiento y parto de la legión de las Jorobadas Ballenas Yubarta que ya partieron desde la Antártida recorriendo 8 mil kilómetros para arribar en tres meses a Isla Gorgona.
Entre las argucias jurídicas del susodicho Procurador Ambiental, emerge que la licencia de la Estación de Guardacostas de la Armada en Gorgona está en firme y su ejecución es fundamental gozando de presunción de legalidad, pues contempla la evaluación de impactos ambientales y es plenamente ejecutable e indispensable, transgrediendo el Principio Ambiental que ordena que las licencias, permisos y autorizaciones no crean derecho al beneficiario y son revocables sin el consentimiento de aquel.
No existe Estudio de Impacto Ambiental sobre la contaminación electromagnética de las ondas que emitirá el radar en los murciélagos, las tortugas marinas, los delfines y las ballenas Yubarta. Es falso de toda falsedad afirmar que la licencia cumple la normatividad, restándole demostrar al Procurador que no se transgredió la Resolución 157 de 2012 aprobatoria del Manual de Compensación por Pérdida de Biodiversidad prohibida expresamente en Parques Naturales. ¿Dónde quedó el Principio de Precaución Guerrero Ruíz?
Lo más grave de los subterfugios del Procurador, fue poner en duda la presencia de Comunidades Negras en Gorgona (corregimiento de Guapi y tierra del Poeta del Mar Helcías Martán Góngora), porque así lo certificó el Ministerio del Interior en 2015 al tramitarse la licencia para la Mini Base Militar, aunque Parques Nacionales y los Pescadores Artesanales de Playa Bazán (Consejo Comunitario Bajo Tapaje y del Mar) habían acordado el uso de Playa el Agujero en Gorgona por su tradición y práctica tradicional de pesca (agosto 2010).
Luego de expedida la Licencia para la Mini Base Militar por ANLA (2015), se firmó un Convenio entre la Armada Nacional y Parques Nacionales (octubre 2019, tiempos de Julia Miranda) en cuyas 23 páginas tampoco se pronuncia Comunidades Negras, porque al Combo de Negreros (como se les conoce a los racistas) pertenece el Procurador, cuando afirma que la eventual realización de la omitida Consulta Previa no constituye un espacio de decisión sobre la ejecución del proyecto pues lo considera exclusivo de la autoridad ambiental.
Para la ideologizada derecha (Guerrero Ruiz), no es aceptable el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo de Naciones Unidas sobre consulta previa a pueblos tribales e indígenas, no obstante que su omisión llevó a declarar inexequible la Ley Forestal (1021 de 2006) por la Corte Constitucional (Sentencia C-030 de 2008), pues considera el Procurador que aunque no se haya realizado Consulta Previa con Comunidades Previas antes de la licencia ambiental para la Minis Base Militar en Gorgona, esta es inquebrantable.
Con una nulidad absoluta de la licencia, la Noticia Criminal abarca los punibles de Daños en los Recursos Naturales y Ecocidio e Invasión de Áreas de Especial Importancia Ecológica, así como el recurrente y soterrado delito de “Actos de Racismo” que se tipifica en nuestro Código Penal en quien arbitrariamente impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas por razón de su raza. Ahora vemos porque hay un fuerte nexo de causalidad entre el discreto encanto de la burguesía y la sutil discriminación racial.
El racismo estructural desde el establecimiento estatal es una sotto voce que se niega a viva voz, porque se siente entre la fanaticada de la derecha que se desvela vergonzante al ocultar sus ancestralidades, esta Colombia Mestiza que se forjó en la fusión de los pueblos indígenas y las comunidades negras en medio de la turbulenta colonización española. Como dice el tango de Félix Lipesker (1957) “Pero no puedo soportar esta amargura/que me tortura y me mata sin piedad/Por eso, vida, yo te pido por favor/me digas de una vez, ¿me quieres, sí o no?/ Se te nota en los ojos, corazón,/que me estás mintiendo”.
https://youtu.be/Jv51ZkoCUoY
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