miércoles, 31 de julio de 2019

Grupos de poder utilizan ataques para acabar con protestas de defensores de la tierra y el medio ambiente

31 julio 2019. Pr Jesús Arias H. El informe de Global Witness destaca que los grupos de poder utilizan las leyes contra el terrorismo y los ataques legales agresivos como herramientas para acabar con las protestas, ataques contra defensoras y defensores de la tierra y el medio ambiente revela que 164 personas defensoras fueron asesinadas en 2018; un promedio de más de tres asesinatos por semana. La minería fue el principal motor de la industria, junto a una serie de ataques brutales también vinculados a proyectos hidroeléctricos, agroindustriales y madereros.
Por primera vez, el informe destaca el uso y abuso de leyes y políticas diseñadas para criminalizar e intimidar a las y los defensores, sus familias y las comunidades que representan, con estudios de casos de Guatemala, Reino Unido, Irán y Filipinas.
El año pasado, fueron asesinadas un promedio de más de tres personas por semana, al defender sus tierras y el medio ambiente de la invasión de industrias como la minería, la tala y la agroindustria. Incontables más fueron silenciadas a través de otras tácticas diseñadas para aplastar la protesta, como arrestos, amenazas de muerte, juicios y campañas de desprestigio.
Por primera vez desde que Global Witness comenzó a documentar tales asesinatos, Filipinas registró el mayor número de asesinatos en todo el mundo, con 30 víctimas. El mayor aumento en la cantidad de asesinatos tuvo lugar en Guatemala, registrando en 2018 un aumento de más del 500% en comparación con 2017. A nivel mundial, la cifra real probablemente fue mucho mayor, porque los casos no suelen ser documentados, y muy pocos son investigados. Resulta difícil encontrar o verificar evidencia confiable.
La minería fue el sector más mortal, causando 43 muertes confirmadas. El 2018 también registró un aumento en los asesinatos relacionados con la defensa de las fuentes de agua a nivel mundial, pasando de cuatro asesinatos en 2017 a 17 en 2018. Entre los presuntos autores se encuentran la seguridad privada de las empresas, las fuerzas estatales y los asesinos a sueldo, que a veces trabajan en coalición.
Este año, por primera vez, Global Witness también alerta sobre la criminalización de las y los activistas y sus comunidades. Evidencia presente en todos los continentes muestra que los gobiernos y las empresas están utilizando los tribunales y los sistemas legales de los países como instrumentos de opresión contra quienes amenazan su poder e intereses.
Esto incluye el uso indebido de leyes existentes, diseñadas para detener terroristas o proteger la seguridad nacional, y la creación de nuevas normas para prohibir la protesta o coartar la libertad de expresión. Esto hace que los ataques a las personas defensoras parezcan legítimos, aumentando la probabilidad de que ocurran.
Gran parte de la persecución de las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente está siendo impulsada por la demanda de tierra y de materias primas necesarias para los productos que consumimos todos los días, como alimentos, teléfonos móviles o joyas.
Como se detalla en el informe de Global Witness, por ejemplo, activistas indígenas en Filipinas enfrentaron amenazas de muerte, fueron encarcelados y sus casas fueron demolidas por oponerse a que sus tierras fueran utilizadas para cultivar bananos para vender en los mercados globales.
Mientras tanto, en Guatemala, el auge de la minería, los proyectos hidroeléctricos y los cultivos agrícolas para la exportación ha provocado un aumento en los ataques contra la población indígena rural y ha despertado el temor de un retorno a la violencia genocida que sufrió el país hace 30 años.
La criminalización de personas defensoras de la tierra y el medio ambiente no se limita al Sur Global. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha concesionado tierras indígenas a empresas de combustibles fósiles y varios estados de este país han aprobado nuevas leyes para reprimir las protestas. En el Reino Unido, tres manifestantes contra el fracking fueron condenados a penas de prisión draconianas en 2018, en un caso que ha despertado el temor de que la ley se esté utilizando para acallar el activismo ambiental legítimo.
Esta tendencia solo parece empeorar. Si bien el informe de Global Witness se enfoca en los eventos de 2018, este año muestra señales desalentadoras, ya que los políticos de todo el mundo están eliminando protecciones en materia ambiental y de derechos humanos, con el objetivo de promover negocios a cualquier costo. En Brasil, por ejemplo, el reciente compromiso del presidente Jair Bolsonaro de permitir la explotación de reservas indígenas para el desarrollo ya ha provocado una afluencia de acaparadores de tierras armados con motosierras y pistolas.
Alice Harrison, encargada de campañas de Global Witness, dijo: "Los ataques despiadados contra personas defensoras de la tierra y el medio ambiente siguen ocurriendo, a pesar del creciente impulso detrás de los movimientos ambientales en todo el mundo. A medida que nos precipitamos hacia el colapso climático, nunca ha sido más importante apoyar a quienes intentan defender su tierra y nuestro planeta de la destrucción imprudente impuesta por ricos y poderosos. Es una ironía brutal que, si bien los sistemas judiciales rutinariamente permiten que los asesinos de personas defensoras caminen libres, también están siendo utilizados para calificar a las y los activistas como terroristas, espías o delincuentes peligrosos. Ambas tácticas envían un mensaje claro a otros activistas: los riesgos de defender sus derechos son punitivos para ellos, sus familias y sus comunidades".
Victoria Tauli-Corpuz, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas: “En marzo de 2018, el gobierno de Filipinas me declaró terrorista. Esto fue una represalia por haber hablado en contra de las violaciones de los derechos indígenas en mi país de origen. Durante meses, viví bajo amenaza, y no podía regresar a casa con seguridad. Aunque desde entonces he sido eliminada de la lista, los funcionarios del gobierno continúan lanzando falsas acusaciones en mi contra. Este es un fenómeno que se ve en todo el mundo: las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente son declaradas terroristas, encarceladas o golpeadas con ataques legales paralizadores, por defender sus derechos o simplemente por vivir en tierras que son codiciadas por otros".
Principales hallazgos: En 2018 se reportó el asesinato de 164 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente, lo que significa un promedio de más de tres asesinatos por semana. Muchas más personas defensoras fueron atacadas o encarceladas. Los países con el mayor número total de personas defensoras de la tierra y el medio ambiente cuyos asesinatos fueron registrados fueron Filipinas (30), seguida por Colombia (24), India (23) y Brasil (20). El mayor aumento en la cantidad de asesinatos se produjo en Guatemala, con cinco veces más asesinatos, lo que lo convierte en uno de los países más sangrientos per cápita, registrando 16 asesinatos. La minería fue el sector más mortal, con 43 personas defensoras asesinadas por protestar contra los efectos destructivos de la extracción minera en la tierra de las comunidades, sus medios de vida y el medio ambiente. Hubo una escalada de asesinatos de personas defensoras que luchan por la protección de las fuentes de agua, los cuales pasaron de cuatro en 2017 a 17 en 2018. Más de la mitad de los asesinatos cometidos en 2018 ocurrieronen América Latina, región que ha sido clasificada de forma sistemática como el continente más afectado desde que Global Witness comenzó a publicar datos sobre asesinatos en 2012.
Global Witness pudo vincular a las fuerzas de seguridad del Estado con 40 de los asesinatos. Actores privados como sicarios, bandas criminales y terratenientes también fueron los presuntos agresores en 40 muertes.
La criminalización y las demandas civiles agresivas se están utilizando para sofocar el activismo ambiental y la defensa de los derechos a la tierra en todo el mundo, incluso en países "desarrollados" como EE. UU. y el Reino Unido.

martes, 2 de julio de 2019

AL: el juego de los espejos y z con h.


2 julio 2019. Por Jesús Arias H. Que nada es (enteramente) lo que parece; ya que “las apariencias engañan”; ya que nada puede entenderse sin su contexto; ya que “el león no es como lo pintan” y que “todo es según el color del cristal con que se mire”… requerimos con urgencia instrumentales de análisis y síntesis que nos ayuden a resolver todos los galimatías y las emboscadas que diariamente se nos ofrecen como parte del circo mediático financiado para la manipulación, la disputa y la usurpación simbólica. Entre otras especialidades.

Agazapada, bajo las letras o bajo las imágenes (que fabrican febrilmente los llamados “medios de comunicación”), está la ideología de la clase dominante. Aguarda, sigilosa, el paso de nuestro interés, incluso el más sutil, para tirarle un lancetazo cargado con ponzoña de mercachifles y dosis generosas de falsa conciencia neo-colonizadora. Acecha sigilosa (aparentemente inmóvil) su momento preciso. Se hace invisible e inaudible, traslúcida cuando conviene y nítida cuando interviene. Parece natural, “de la casa”, propia. No es un acechanza quieta, se desplaza como una niebla multiforme que no desprecia resquicio libre. Va y viene a la espera y a la búsqueda hasta que encuentra víctimas nuevas que son las de siempre las mismas las subordinadas.

Una vez que acierta el lancetazo, la ideología de la clase dominante se adueña de todo, como la humedad de los cimientos, como la herrumbre de los barcos, como las bacterias en su caldo de cultivo. Se adueña de los significados y de los significantes, recorta la realidad, la dobla y se la guarda en el bolsillo que no es otra cosa que una “casa de los espejos” donde lo flaco es gordo, lo recto es curvo, lo falso es real, lo armónico se deforma. Y de eso han hecho un gran negocio para lo objetivo y para lo subjetivo. También entremezclados.

A la bofetada oligarca, por ejemplo, contra la vida de los pueblos centroamericanos, expulsados por desparpajo de las tiranías, le llaman “caravana”. El envilecimiento de las vidas, con saqueo minucioso y desalmado de los salarios paupérrimos se llama “crédito”. A la dictadura financiera le llaman Fondo Monetario… no es un mundo sólo “patas arriba” es una realidad deformada en la consciencia de los pueblos. Al saqueo de -y con- los patrimonios culturales, le llaman “mecenazgo”. A la represión militar y policial (frecuentemente criminales) le llaman “enfrentamientos”. Al espionaje le llaman “escuchas”, a las violaciones, “abusos”. En cambio, a quienes luchan contra todo eso les llaman “terroristas”, “inadaptados”, “resentidos”…

Así como los latifundistas van apropiándose de miles y miles de hectáreas, así la ideología de la clase dominante se adueñó de los campos semánticos, sintácticos y dialógicos. Como una especie de Hernán Cortez del “sentido”, la ideología de la clase dominante llegó a cambiarle el significado a todo, por la fuerza de las armas, de la dominación económica y de la neo-evangelización mercantil burguesa. Así, nos imponen su crisis de sobreproducción como una “oportunidad” para nosotros, como una “oferta”, como el “progreso” del crédito y del pago en abonos o cuotas. Nos obligan a “divertirnos” en sus negocios, con su estética y con su moral de esclavos. Nos obligan a creer que somos felices cuanto más nos resignamos al modelo de explotación, saqueo y humillación que nos han preparado, minuciosamente, para que lo vivamos como un paraíso que debemos heredar con orgullo a nuestra prole. Que toda desigualdad es “natural”, que la lucha de clases es un “destino” inmodificable, que agradezcamos la igualdad de oportunidades y nos olvidemos de la igualdad de condiciones. Que “así está bien”.

Nada de lo que expresa la ideología dominante puede ser visto de manera acrítica. Nada es lo que parece. En la agenda de toda fuerza política respetable debiera estar la tarea de emancipar las culturas y las comunicaciones. Descolonizarlo todo y declarar la abolición de la esclavitud semántica. No hay revolución posible sin revolución semiótica y esto no quiere decir que tal revolución semiótica, por sí sola, resuelva lo que ha de resolverse en la emancipación económica, en la derrota del capitalismo y en la democratización profunda de la tecnología. Pero si no cambiamos las ideas, nada cambiaremos. Es una asignatura histórica pendiente que parece no ocupar -ni preocupar- a muchas de las organizaciones políticas más aventajadas en la superación de las taras del capitalismo.

A la educación pública le falta recuperar y consolidar, de manera actualizada, el objetivo histórico basado en desarrollar las capacidades críticas. Es una necesidad, con grado de urgencia, incrementada por las condiciones concretas en que se han perfeccionado las herramientas de la manipulación simbólica y los apremios monopólicos contra las democracias. Los golpes de Estado se repiten hoy con las armas de guerra ideológica como arietes y blindajes permanentes. Nos urge el desarrollo de “talleres de crítica” con instrumentales metodológicos y praxis para todas las escalas y espacios. Nos urge aprender a “leer” y “releer” el escenario mundial actual, y todas sus derivaciones territoriales, en los campos incluso del “sentido”. Un planeta dominado , también, por un puñado de monopolios mediáticos, no puede quedar imposibilitado para “leer entre líneas”, las verdaderas intenciones de todo cuanto se dice, no podemos quedar ciegos por no contar con herramientas para radiografiarlo hay detrás de las imágenes que nos exhiben apabullantemente. No podemos no saber cómo defender nuestra integridad intelectual, emocional y política ante la andanada de emboscadas que, incesantemente, se financian para esclavizarnos, también, la consciencia. Literalmente. ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos? Groucho Marx