lunes, 24 de julio de 2017

James Cromwell: la lucha contra los combustibles fósiles no es una ficción

24 julio 2017. Amy Goodman y Denis Moynihan. El actor James Cromwell fue nominado a un premio Oscar por su papel en la película “Babe, el cerdito valiente” y a lo largo de su carrera ha sido nominado a varios premios Emmy. Sin embargo, el drama en el que participó un frío día de diciembre de 2015 no fue parte de una actuación. Cromwell y otras cinco personas fueron arrestadas en Wawayanda, en el norte del estado de Nueva York, por protestar contra la construcción de una planta de gas de 650 megavatios. Él y otros dos de los arrestados se negaron a pagar las multas y fueron condenados a una semana en prisión. El viernes 14 de julio de 2017, el actor de 77 años de edad, junto con Parmilla Malick y Madeline Shaw, una abuela, se entregaron en la prisión de Orange County.
James Cromwell tiene experiencia en manifestaciones. Se inspiró en los activistas por los derechos civiles del sur de Estados Unidos y se sumó al movimiento contra la Guerra de Vietnam. Apoyó de manera directa a activistas de las Panteras Negras perseguidos por el programa ilegal del FBI COINTELPRO en la década de 1960. Cromwell es vegano y ha sido arrestado por manifestarse contra el maltrato animal. No obstante, su más reciente acto de protesta y subsiguiente encarcelamiento constituyen una intensificación de su compromiso para lograr un cambio revolucionario.
Poco antes de entregarse a la justicia, Cromwell dijo en el programa “DemocracyNow!”: “Todos estamos en una lucha, no para proteger un estilo de vida, sino para proteger a la vida misma. Nuestras instituciones están en crisis. Nuestros líderes son cómplices y la población está básicamente desilusionada y desencantada con todo el proceso”.
La planta de gas de Wawayanda es propiedad de la empresa Competitive Power Ventures (CPV), que se autoproclama líder en “energía limpia”. CPV es, a su vez, propiedad de la multinacional Global Infrastructure Partners, que tiene proyectos de combustibles fósiles en todo el mundo. La planta de Wawayanda no está terminada aún y Cromwell, así como muchos otros activistas, quieren asegurarse de que nunca se termine de construir.
“Nos encadenamos unos a otros con candados de bicicleta y bloqueamos la entrada de la planta durante, según el fiscal, alrededor de 27 minutos. El juez y el fiscal dieron a entender que [nuestra acción] no cambiaría en absoluto el futuro de esta planta. Pero sí lo hará. Estamos tratando de enviar el mensaje de que este es un ejemplo, pero está sucediendo en todo el país y en todo el mundo”. La imagen de su detención es estremecedora. Cromwell aparece rodeado de policías del estado de Nueva York, mientras uno de ellos corta el candado con una pinza gigante a la altura del cuello de Cromwell.
Cromwell prosiguió: “Existe una conexión directa entre esa planta y Medio Oriente. Estamos en guerra no solo con Irak, Siria, Afganistán y Yemen. Estamos en guerra con Dimock, Pensilvana, de donde proviene el gas, con Wawayanda, que utiliza el gas, con el lago Seneca, donde se almacena el gas y con Standing Rock”. Cromwell explicó por qué se arriesgó a que lo arrestaran ese día: “La mayoría de las personas no logran identificar la causa, pero todos perciben la amenaza. El capitalismo es un cáncer. Y la única forma de derrotar ese cáncer es transformar de manera radical y absoluta nuestro modo de vivir y nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos. Y yo considero a esa transformación radical algo revolucionario. De modo que esta es la revolución”.
Si ocurre la revolución que Cromwell describe, surgirá, en parte, de la labor de un sinnúmero de grupos comunitarios locales que se están alzando en todo el mundo para hacer frente a la creciente catástrofe del cambio climático. Protect Orange County, una organización fundada por Pramilla Malick, es uno de esos grupos y es la organización que coordina la oposición a la planta CPV.
Malick estuvo junto con Cromwell en nuestro programa, donde describió su estrategia: “De hecho podemos detener esto. Queda un permiso por otorgar. La empresa puso los bueyes delante de la carreta. No tienen el permiso para construir el oleoducto lateral. Estamos pidiendo a todos que exijan a nuestro gobernador, el Gobernador Cuomo, que sea un verdadero líder contra el cambio climático y rechace el permiso para el último oleoducto, el oleoducto lateral, y que cierre esta planta”.
Malick, Cromwell y la otra manifestante fueron liberados de prisión el lunes, después de haber cumplido tres días de su condena de siete. Cromwell nos dijo sobre esta experiencia: “Ir a la cárcel es una declaración de que debemos aumentar la apuesta. Ya no alcanza con hacer una manifestación o presentar una petición, porque nadie escucha. La forma de hacer llegar el mensaje a la gente es cometer un acto de desobediencia civil. Debemos cambiar nuestra relación con el planeta y con las personas que viven en él, entre ellos quienes se oponen a nosotros”. James Cromwell tiene una fuerte presencia en la pantalla y sin duda seguirá ejerciendo su arte. Pero el escenario principal para este destacado actor será la calle, y probablemente será el papel más difícil que le toque representar.
© 2017 Amy Goodman

martes, 18 de julio de 2017

El Conocimiento de la Ignorancia (1) - Karl Popper

18 julio 2017. Me doy cuenta, una vez más, de lo poco que sé, y ello me hace recordar la vieja historia que Sócrates contó por primera vez en su juicio. Uno de sus jóvenes amigos, un miembro del pueblo de nombre Querefon, había preguntado al dios Apolo en Delfos si existía alguien más sabio que Sócrates, y Apolo le había contestado que Sócrates era el más sabio de todos. Sócrates halló esta respuesta inesperada y misteriosa. Pero, después de varios experimentos y conversaciones con todo tipo de personas, creyó haber descubierto aquello que el dios había querido decir; por contraste de todos lo demás, él, Sócrates, se había dado cuenta de lo lejos que estaba de ser sabio, de que no sabía nada. Pero lo que el dios nos había querido decir a todos nosotros era que la sabiduría consistía en el conocimiento de nuestras limitaciones y, lo más importante de todo, en el conocimiento de nuestra propia ignorancia. Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día como lo fue hace 2.400 años. Y creo que los intelectuales, incluso científicos, políticos y, especialmente aquellos que trabajan en los medios de comunicación, tienen hoy la imperiosa necesidad de aprender esta vieja lección que Sócrates trató en vano de enseñarnos. ¿Pero, es eso cierto? ¿No sabemos hoy, acaso, muchísimo más de lo que sabía Sócrates en su época? Sócrates tenía razón, debe admitirse, al ser consciente de su ignorancia: en efecto, él era ignorante sobre todo si lo comparamos con lo que sabemos hoy en día. Efectivamente, el reconocer su ignorancia fue un gesto de gran sabiduría por su parte. Pero hoy se dice que nuestros investigadores y científicos contemporáneos no son simples buscadores, sino también descubridores. Porque saben mucho: tanto que el gran volumen de nuestro conocimiento científico se ha convertido en un grave problema; los nuevos descubrimientos se publican a tal velocidad que es imposible que nadie pueda estar al día. ¿Podría ser que incluso ahora debamos seguir construyendo nuestra filosofía del conocimiento sobre la tesis de Sócrates de nuestra falta de conocimiento? La objeción es correcta, pero únicamente después de haberla modificado radicalmente mediante cuatro comentarios muy importantes: Primero, la idea de que la ciencia sabe mucho es correcta, pero la palabra conocimiento se usa aquí, al parecer inconscientemente en un sentido que es completamente distinto del significado que se le da a la palabra conocimiento cuando se usa, con énfasis, en el lenguaje diario. Sin embargo, el conocimiento científico simplemente no es un conocimiento cierto. Está siempre abierto a revisión. Consiste en conjeturas comprobables -el mejor de los casos-, conjeturas que han sido objeto de las más duras pruebas, conjeturas inciertas. Es conocimiento hipotético, conocimiento conjetural. Este es mi primer comentario, y por sí mismo es una amplia defensa de la aplicación a la ciencia moderna de las ideas de Sócrates: el científico debe tener en cuenta, como Sócrates, que él o ella no sabe, simplemente supone. Mi segundo comentario sobre la observación de que nosotros sabemos tanto hoy en día es éste: con casi cada nuevo logro científico, con cada solución hipotética de un problema científico, el número de problemas no resueltos aumenta; y asimismo aumenta el grado de su dificultad; de hecho, ambos aumentan a una velocidad superior a la que lo hacen las soluciones! Y sería correcto decir que mientras nuestra ignorancia, nuestra creciente ignorancia es infinita. Mi tercer comentario es éste: cuando decimos que hoy sabemos más que lo que sabía Sócrates en su época, que nuestro conocimiento conjetural es mayor, esto es probablemente incorrecto en tanto que nosotros interpretamos el saber en un sentido subjetivo. Probablemente, ninguno de nosotros sabe más, en cuanto a almacenar mayor información en nuestra memoria; más bien, somos conscientes de que hoy en día se sabe muchísimo más y acerca de muchísimas más cosas diferentes que en los tiempos de Sócrates. Tenemos aquí una cuarta razón para decir que Sócrates estaba en lo cierto, incluso hoy. Porque este anticuado conocimiento personal consiste en teorías que se han demostrado son falsas. Por ello, tenemos cuatro razones que nos demuestran que incluso hoy, la idea de Sócrates "Sólo sé que no sé nada", es una idea de palpitante actualidad, pienso que aún más que en tiempos de Sócrates. Y tenemos razones, en defensa de la tolerancia, para deducir de la idea de Sócrates aquellas consecuencias éticas que fueron deducidas, en sus tiempos, por el propio Sócrates, por Erasmo, por Montaigne, Voltaire, Kant y Lessing. Y debemos incluso deducir algunas otras consecuencias. Los principios que son el fundamento de cada diálogo racional, es decir, cada discusión encaminada a la búsqueda de la verdad son, de hecho, principios éticos. Me gustaría expresar tres de esos principios éticos. a) El principio de la falibilidad: Quizá yo esté equivocado y quizá usted tenga razón, pero desde luego, ambos podemos estar equivocados. b) El principio del diálogo racional: Queremos de modo crítico -pero por supuesto, sin ningún tipo de crítica personal- poner a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta postura crítica pone a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta actitud crítica a la que estamos obligados a asumir es parte de nuestra responsabilidad intelectual. c) El principio de acercamiento a la verdad con la ayuda del debate. Podemos casi siempre acercarnos a la verdad, con la ayuda de tales discusiones críticas impersonales (y objetivas), y de este modo podemos casi siempre mejorar nuestro entendimiento; incluso en aquellos casos en los que no llegamos a un acuerdo. Es extraordinario que esos tres principios sean epistemológicos y, al mismo tiempo sean también principios éticos. Porque implican, entre otras cosas, tolerancia: si yo puedo aprender de usted, y si yo quiero aprender en el interés por la búsqueda de la verdad, no sólo debo tolerarle como persona, sino que debo reconocerle potencialmente como a un igual. El principio ético que nos guíe deberá ser nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad y la noción de una vía para llegar a la verdad y un acercamiento a ella. Sobre todo, deberíamos entender que nunca podremos estar seguros de haber llegado a la verdad; que tenemos que seguir haciendo críticas, autocríticas, de lo que creemos haber encontrado y, por consiguiente tenemos que seguir poniéndolo a prueba con espíritu crítico; que tenemos que esforzarnos mucho en la crítica y que nunca deberíamos llegar a ser complacientes y dogmáticos. Y también debemos vigilar constantemente nuestra integridad intelectual, que junto con el conocimiento de nuestra falibilidad nos llevará a una actitud de autocrítica y de tolerancia.
Conferencia con motivo del otorgamiento del doctor "Honoris causa" de la Universidad Complutense de Madrid - España. Esta traducción apareció en Diario 16 de Madrid.

sábado, 15 de julio de 2017

El negacionismo climático de Donald Trump aviva la llama de la resistencia social

15 julio 2017. Amy Goodman y Denis Moynihan. Mientras que la incendiaria investigación de la interferencia de Rusia en las elecciones de Estados Unidos amenaza con consumir la presidencia de Donald Trump, su negacionismo del calentamiento global provocado por el hombre sigue amenazando a un planeta que ya está ardiendo. El mundo observó con asombro cuando el 1° de junio Trump cumplió su promesa de campaña de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Desde entonces, los gobiernos de todo el mundo, desde los países más poderosos a los más pequeños, se han unido para criticar la decisión y prometieron acelerar sus propios compromisos para combatir el cambio climático, con o sin Donald Trump y Estados Unidos. Queda poco tiempo para evitar un cambio climático irreversible.
Donald Trump estuvo claramente aislado en la Cumbre del G20 la semana pasada. Más de 100.000 manifestantes marcharon, a pesar de la fuerte, y por momentos violenta, represión policial. Dentro de la Cumbre, los otros 19 líderes del mundo expresaron su oposición al rechazo de Trump del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Sin embargo, como señaló esta semana la organización Oil Change International, los países del G20 tomados en conjunto proporcionan 72.000 millones de dólares en subsidios anuales a la industria de los combustibles fósiles, cuatro veces más de lo que gastan en energía renovable.
Alex Dukas, de Oil Change International, habló sobre esta contradicción en una entrevista con “Democracy Now!”: “Si bien es genial que los otros líderes del G20 acorralen a Donald Trump, no alcanza simplemente con cuestionar su negacionismo del cambio climático. Estos líderes deben adoptar medidas. Deben responder con hechos, y no solo con palabras”. Oil Change detalla los subsidios en un informe publicado durante la cumbre del G20, titulado “Hablar no cuesta nada: cómo los gobiernos del G20 están financiando el desastre climático” (Talk is Cheap: How G20 Governments are Financing Climate Disaster). Oil Change está instando a los Gobiernos del G20 a que pongan fin a los subsidios a los combustibles fósiles antes de 2020 y a que, en su lugar, financien la energía renovable.
Según otro informe que acaba de publicarse, “Carbon Majors Report 2017”, tan solo 100 empresas son responsables de la contaminación emitida desde 1988. En el informe se sostiene que “Desde 1988, tan solo 25 empresas y países son responsables de más de la mitad de los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos en todo el mundo”. La empresa de carbón estatal China encabeza la lista, junto con las empresas petroleras de Arabia Saudí e Irán. Empresas como ExxonMobil, Shell, BP y Chevron también son algunos de los principales responsables de la contaminación. Al finalizar la cumbre del G20, la canciller alemana Angela Merkel dijo que “deploraba” la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. El Secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, ex director ejecutivo de ExxonMobil, viajó de Hamburgo a Estambul, Turquía, para recibir un premio a la trayectoria otorgado por el Congreso Mundial del Petróleo, donde elogió a la industria petrolera como “maravillosa”, antes de dirigirse a Arabia Saudí.
Mientras tanto, en Estados Unidos, los impactos del cambio climático se sienten en todas partes. En el oeste de América del Norte, desde la frontera con México hasta British Columbia, en Canadá, y Yukon, Alaska, los incendios forestales siguen ardiendo. El organismo interinstitucional estadounidense denominado Grupo Nacional de Coordinación de los Incendios Forestales ha registrado 109 incendios forestales actualmente tan solo en Estados Unidos. En Phoenix, Arizona, el mes pasado, cuando las temperaturas alcanzaron los 49 grados Celsius, los aviones pequeños no pudieron despegar ni aterrizar, y American Airlines canceló alrededor de 50 vuelos debido a que el aire estaba demasiado caliente. El asfalto puede derretirse a causa de las temperaturas elevadas y las pistas de aterrizaje pueden volverse inutilizables.
La Unión de Científicos Preocupados acaba de publicar un amplio estudio sobre los crecientes impactos del aumento del nivel del mar en las poblaciones costeras de Estados Unidos. Según el estudio: “En 2035, alrededor de 170 poblados, aproximadamente el doble que hoy, afrontarán inundaciones crónicas”. En 2100, la cifra aumentará a casi 500 poblados, algunos del tamaño y la vitalidad económica de Galveston, Texas, gran parte del área metropolitana de Nueva Orleans (ya vimos el daño que allí puede causar un huracán), Miami y Boston. El cambio climático, junto con la superpoblación y el consumo, es uno de los factores causantes de la sexta gran extinción de la Tierra, que los científicos denominaron esta semana “aniquilación biológica”.
Pero hay una noticia aún más reciente sobre el cambio climático: una sección de la barrera de hielo Larsen C se desprendió de la Antártida. Se trata de un iceberg del tamaño del estado de Delaware, cuatro veces el tamaño de Londres. Los científicos prevén que si toda la Antártida se deshiela, el nivel del mar podría aumentar al menos 48 metros. El grupo de acción por el clima 350.org realizó una petición para nombrar al nuevo iceberg “Exxon Sabía 1” (Exxon Knew 1), en referencia al hecho de que ExxonMobil escondió su investigación sobre el cambio climático durante varias décadas.
Dado que muchas de las empresas consideradas las “grandes del carbono” (Carbon Majors) cotizan en bolsa, pueden ser influenciadas por sus accionistas. El movimiento para dejar de invertir dinero en empresas de combustibles fósiles e invertirlo en energía renovable se llama “Desinvertir/Invertir”. En diciembre de 2016, los inversores se comprometieron a transferir más de 5 billones de dólares de una industria a la otra. Mientras el Gobierno de Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París sobre el cambio climático, siete estados, entre ellos California y Nueva York, se organizaron bajo el lema “Todavía somos parte”, junto a cientos de ciudades y miles de empresas y universidades que se sumaron a ellos en el compromiso de reducir las emisiones de carbono.
Donald Trump quizá haya ganado los votos del Colegio Electoral en 2016, lo que elevó su negacionismo del cambio climático a niveles peligrosos, pero la resistencia es real, fuerte, cada vez mayor y no se puede negar.
Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Reforma pensional sin rumbo por Eduardo Sarmiento

8 julio 2017. El Gobierno designó una comisión de gasto público que tiene como función principal modificar el sistema pensional. La reforma de la Ley 100 de 1993 no dio los resultados previstos. Las pensiones del sistema privado son la cuarta parte de las prometidas y de las reconocidas por la modalidad pública. Las erogaciones fiscales para atender los faltantes del sistema pensional ascienden a $38 billones. Las AFP obtienen ganancias que se salen de toda proporción.
Como lo manifesté hace 25 años, el traslado de sistema público de prima media al privado se copió de Chile y nunca se analizó en detalle. Las modalidades privadas sólo pueden tener justificación en estados pensionales maduros con una cobertura total.
En la modalidad pública de prima media las cotizaciones se cubren con los aportes de los afiliados. Lo que entra es igual a lo que sale. En cambio, en el sistema privado las reservas de pensiones se realizan con base en el portafolio financiero de las empresas. Como los aportes de los cotizantes aumentan por encima de la tasa de interés de mercado, los fondos obtienen ingresos mayores que las reservas pensionales. Lo que entra es más de lo que sale. Así, los fondos obtienen excedentes que los colocan en el mercado financiero y les significan pensiones cuatro veces menores que las del público.
Se configura un marco que se sale de las prácticas financieras convencionales. Los pasivos corresponden a los beneficios de los pensionados que se gestan en los ingresos y la población del pasado, y son menores que los activos correspondientes a los ingresos corrientes de los afiliados. La diferencia constituye un estado de activos mayores que los pasivos que les significan ganancias desproporcionadas a los intermediarios. Es la típica pirámide financiera que puede terminar en tragedia. En el sistema público (Colpensiones) el excedente se traslada a las pensiones que superan las cotizaciones, y en el privado se queda en ganancias de las AFP. Por eso, las mesadas del sistema público son mayores que las del privado.
Los dos sistemas son incompatibles. Si existiera una amplia información comprensible que mostrara que los cotizantes obtienen menores beneficios muy superiores en el privado, los afiliados se desplazarían masivamente al público. Las AFP perderían los clientes. No ocurre así por la complejidad del sistema y, sobre todo, porque en las propagandas de las AFP y los pronunciamientos gubernamentales se clama a viva voz que las mesadas son mayores en el sistema privado. En la divulgación más reciente se dice contra toda evidencia que las dos terceras partes de las pensiones se generan en las ganancias financieras. La inconsistencia del sistema se mantiene con el engaño.
Infortunadamente, esta realidad no se ha reconocido. Las anomalías del sistema se atribuyen al envejecimiento de la población, la entrada creciente de la mujer a la fuerza de trabajo y la elevación de la expectativa de vida. Las propuestas del Gobierno, las AFP y la OCDE se enfilan en la dirección de marchitar la participación de Colpensiones y reducir aún más los beneficios de los afiliados. La solución agravaría las inequidades del sistema. Significarían más ganancias para las AFP, menores pensiones y mayores cotizaciones para los afiliados, y no resolvería el desajuste fiscal.
El gran fiasco está en el intento de privatizar las pensiones. Lo que se plantea es fortalecer a Colpensiones ampliando el acceso de los sectores menos favorecidos. La inconsistencia que induce los traslados de un sistema a otro sólo se puede superar separando los clientes de las dos modalidades. En la práctica se conseguiría concentrando a Colpensiones en las rentas de menos de 1,7 salarios mínimos y las AFP en las altas.

miércoles, 5 de julio de 2017

Gestión socio-ambiental para obras en construcción

5 julio 2017. La construcción de obras de infraestructura engloba un concepto general clave en el logro universal del desarrollo sostenible: el mejoramiento de la infraestructura para la calidad de vida y el desarrollo económico, sin que ello implique deterioro ambiental. Una obra civil genera grandes expectativas entre los actores involucrados: constructores, comunidad vecina, clientes, entes de planeación, autoridades ambientales. Cada uno cumple un papel fundamental en el logro de la meta enunciada. Al constructor le corresponde dise- ñar teniendo en cuenta el máximo aprovechamiento de los recursos naturales y construir con mínima generación de contaminación, respondiendo a las necesidades de desarrollo social o económico en su área de influencia. La participación activa de la comunidad vecina es garante de la responsabilidad del constructor y del adecuado desarrollo cotidiano de la obra, mientras que las autoridades ambientales y de planeación deberán velar porque el proceso armonice con la protección del patrimonio ambiental común y con los planes de desarrollo.
Se entiende entonces que la ejecución de una obra civil es un proceso de alcance mucho mayor al del simple levantamiento de una nueva edificación; los impactos y los riesgos son múltiples, pero la interacción positiva de los actores permitirá el logro de todos los objetivos comunes.
Las construcciones tienen un alto impacto sobre el ambiente: utilizan recursos naturales renovables y no renovables en grandes cantidades; generan altos consumos energéticos antes, durante y después de construidas; propician emisiones de CO2, y, vierten al medio residuos líquidos, sólidos y gaseosos que en su mayoría no tienen tratamiento alguno, causando un deterioro en la calidad de los distintos ambientes –agua, aire y tierra–. Este cuadro que en realidad es desalentador, no lo fue tanto en los inicios de la humanidad, dado que los ritmos de construcción eran lentos y había una mejor relación del ser humano con su entorno, en la medida que éste construía con materiales autóctonos y aprovechaba las condiciones climáticas del lugar para modelar su entorno construido. Es en las recientes décadas que dichos parámetros se han dejado de lado significativamente, para dar paso a la construcción seriada y a la confección de materiales con un alto impacto sobre el ambiente, privilegiando el asunto económico por encima del social y ambiental. Pero es también en las más recientes décadas que el tema, o mejor, la preocupación por procurar un ambiente construido sostenible ha ganado visibilidad en el mundo, y Colombia no es ajeno a ello. Aspectos como la bioclimática, el reciclaje de residuos para la confección de materiales de construcción, la eficiencia energética, la ergonomía y el aprovechamiento racional del agua en los edificios ya comienzan a ser tenidos en cuenta por diseñadores, constructores y agentes inmobiliarios. Sin embargo, en la mayoría de los proyectos, estos aspectos se concentran en las etapas del diseño y del funcionamiento del edificio, dejando la etapa de la ejecución desvalida del manejo sostenible de los recursos. Precisamente sobre este importante aspecto trata el manual que el lector tiene en sus manos; conocer procesos simples pero efectivos de preservación de afluentes, evitar la emisión de material particulado a la atmósfera, separar adecuadamente los residuos de construcción y demolición, etc., son ejercicios que deberán convertirse en hábito para los constructores.
¿Tendría sentido diseñar un edificio sostenible, si durante el proceso de ejecución se alteran condiciones naturales de su entorno con daños casi irreversibles?
El impacto de un proyecto constructivo depende de sus características propias, del entorno donde se desarrolla, de las condiciones climáticas durante la obra, del tipo de tecnología empleada para la construcción, etc. El diseño del plan de acción socio-ambiental, requiere partir de la identificación de los impactos previstos y de su ponderación. La asertividad en este proceso es la clave para optimizar las labores de gestión.
Tomado de Manual de gestión socio-ambiental para obras en construcción. Área Metropolitana del Valle de Aburrá. 2008.