viernes, 8 de mayo de 2020

Ensayo sobre Interceptaciones Ilegales en Colombia


8 mayo 2020. Por Augusto Castro. Se dice que estamos en manos de narcotráfico, de la minería ilegal, de grupos violentos, de la corrupción político-administrativa, de los empresarios bancarios y de los medios, vivimos en una atmósfera de miedo, con una sensación amarga de vernos espiados, engañados, manipulados. Y con ese resquemor de ser víctimas de las políticas caóticas de los Estados Unidos, que asesoran el “poder” del país. Que determina, quién es terrorista y cuál de los ”embarques” puede pasar.

Porque detrás de las “chuzadas” está también la no tan inocente “inteligencia” de los Estados Unidos, tan especializada en desestabilizar los países y mantener su “américa del norte” por encima de todo y de cualquier ética. A estas relaciones internacionales, a estas “asesorías y tratados”, hay que investigarlas también, ejercer un control político y una veeduría ciudadana, para una convivencia y desarrollo más equitativo, transparente y sano. No se puede seguir encubriendo a la corrupción y a la impunidad, que no están únicamente en los militares, sino en jueces, magistrados, congresistas, ministros, fiscales, gobernadores, alcaldes, empresarios, etc. Estábamos mejor bajo el yugo español que bajo el caciquismo criollo agringado.

Como país e individuos hemos debilitado demasiados de los recursos que nos mantenían sanos, estables. Hemos erodado nuestra cognitividad, ecología, economía, red social, gobernabilidad, salud pública y nuestro personal sistema inmunológico — todos los recursos de resistencia y defensa que necesitamos para sobrepasar la pandemia y la crónica violencia, con un mínimo de daño a las vidas y al bienestar.

Todas estas deficiencias inmunes son la lógica cosecha de cómo hemos manejado nuestras vidas, al país y a nuestras relaciones internacionales. Hemos devaluado las profesiones, nuestros valores, desconociendo nuestras raíces, demeritando a las personas con propósito politiquero, convirtiendo al Estado en un espectáculo mediático y adoptando horribles hábitos alimenticios No hay solidaridad, todo el mundo busca su interés particular, somos más vulnerables al no tener un propósito grande, noble.

Esta erosión de nuestra inmunidad colectiva se ha venido nutriendo por años de los innumerables escándalos de corrupción, impunidad, asesinatos de líderes, lo que se ha acelerado actualmente, a la sombra de la pandemia.

Ahora cuando desesperadamente necesitamos claridad, ser administrados con mucha honestidad; se usa la peor arma, la mentira, la difamación, lo que hace que perdamos nuestra habilidad de distinguir entre verdad y falsedad, entre lo justo y lo criminal, entre la ciencia y la ciencia ficción.

En el momento que necesitamos grandeza, humanismo, una respuesta global a la pandemia, seguimos conspirando contra países hermanos, rompiendo las alianzas fraternas que teníamos, creándose xenofobias vergonzantes.

En tiempos cuando se necesita una alta confianza social para tener una acertada y coordenada respuesta a la pandemia, a la iniquidad, al deterioro de la salud, el medio ambiente, la corrupción, la impunidad, el “gobierno” se empeña en dividirnos, en jugar doble. Es decir todo lo contrario del de hacernos fuertes. Se llega hasta dudar si hay o no cuarentena. Nos embarga la sospecha de que se configura una mala fe salvaje. ¿Están esperando, por ejemplo, que los discriminados adultos pierdan la vida en una espera absurda? En un país acostumbrado a los falsos positivos, se comienza a mostrar el totalitarismo positivo falso, hipócrita. Nos quedará difícil, en este tiempo de pandemia, de gobierno deslegitimado por su elección con dineros de narcotraficantes y por el sistemático asesinato de líderes, el que podamos nosotros como sociedad, reevaluar su funcionamiento, extraer lecciones y discernir mejor.

Pueden tratar de desorientarnos, engañarnos y burlarnos, pero no lo pueden hacer con la Madre Naturaleza — ella no participa en su show de televisión, no pueden jugar con ella porque nos quemará. Nos envía virus, huracanes, terremotos, inundaciones, sequías, olas de calor, hambrunas, malos gobernantes, precisamente para encontrar una solución apropiada, un camino correcto; quien sobreviva sabrá una cosa, que necesita cambiar.