lunes, 23 de febrero de 2015

La BBC despacha a un auténtico economista griego como “ideólogo sexy”


Por William K. Black - En su versión digital, las "Noticias" de la BBC te permiten pinchar un avance titulado "Yanis Varoufakis, charismatic ideologue" para acceder a un artículo fechado el 13 de febrero de 2015 con el titular "Perfil: Yanis Varoufakis, enemigo del rescate griego". Ni el avance ni el titular tienen el más mínimo sentido. Varoufakis es el ministro de Economía griego. Salvo que esto lo leemos, por supuesto, en la BBC, de modo que la descripción reza "el izquierdista ministro de Economía de Grecia, Yanis Varoufakis." Tiene su gracia, porque la BBC nunca describe al jefe del BCE como Mario Draghi, "el economista de derecha ultra", o Jeroen Dijsselbloem, el ministro de Economía holandés y sicario de la Troika, como el "no economista de derecha ultra ultra".
El "perfil" no resulta implacablemente hostil hacia Varoufakis, simplemente se niega a tomarle en serio. Varoufakis es un economista académico de enorme competencia. Sus puntos de vista en cuestión de medidas políticas se han demostrado correctos, lo cual reconoce ambiguamente hasta la BBC al denominarle "Casandra" de Grecia. .Entonces, ¿por qué trata la BBC a Varoufakis de izquierdista sexy y a Dijsselboem de respetado portavoz de la Troika, aunque Dijsselboem sea un ideólogo fanático que ha provocado una ingente penuria humana debido al entrecruzamiento de su inflexible ideología y su incompetencia económica?
Las opiniones de Varoufakis sobre la naturaleza autodestructiva de la austeridad como respuesta a la Gran Recesión reflejan el punto de vista económico dominante. Desde luego se trata de un hombre de izquierdas, pero sus puntos de vista sobre política se derivan de diferentes tradiciones ideológicas que la mayor parte de la gente consideraría antagónicas. Eso le convierte en un no ideólogo, tal como suele definirse el término. Por contraposición, la Troika, está enteramente dirigida por ideólogos. La diferencia primordial es que se trata de economistas excepcionalmente malos y excepcionalmente indiferentes a las penurias que infligen a los trabajadores de la periferia que desprecian y ridiculizan. La BBC, el New York Times y el Wall Street Journal nunca escribirían un perfil sobre la dirección de la Troika que recalque estos elementos. El perfil de la BBC es otro ejemplo de lo que yo llamo "prejuicios al descubierto". Los "periodistas" y los órganos de los medios de comunicación dejan al descubierto y delatan sus prejuicios, prejuicios que niegan acaloradamente, pero de los que rara vez escapan.


William Black es autor de La mejor manera de robar un banco es ser dueño de uno y profesor asociado de economía y derecho en la Universidad de Missouri-Kansas City. Pasó años trabajando en la política de regulación y prevención de fraudes como Director Ejecutivo del Instituto para la Prevención del Fraude, Director de Litigios de la Junta Federal de Préstamos del Banco Hipotecario y Director Adjunto de la Comisión Nacional para la Reforma de las Instituciones Financieras, además de otros cargos.

lunes, 16 de febrero de 2015

Disertaciones del Crepúsculo – ¿Qué está haciendo usted contra la Corrupción?


Armando Palau Aldana
En nuestra historia la corrupción tiene vieja data, hace ciento noventa años el Libertador Simón Bolívar dictaría en Lima un decreto presidencial determinando que aquel funcionario público que en juicio sumario se demostrara haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos quedaría sujeto a la pena capital, determinando que los jueces a quienes competiere este juicio y que no procedieran conforme, serian condenados a la misma pena.
La Convención Interamericana contra la Corrupción, suscrita en mil novecientos noventa y seis por la Organización de Estados Americanos, definió la corrupción como el requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente, por un funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio de sus funciones públicas, también con el fin de obtener ilícitamente beneficios para sí mismo o para un tercero, al igual que el aprovechamiento doloso u ocultación de bienes provenientes de cualesquiera de los descritos actos y la participación como autor, coautor, instigador, cómplice, encubridor o en cualquier otra forma en la comisión, tentativa de comisión, asociación o confabulación para la comisión de cualquiera de dichos actos. Así mismo se determinó el soborno transnacional, cuando se ofrece u otorga a un funcionario público de otro Estado, directa o indirectamente, por parte de sus nacionales, personas que residan habitualmente en su territorio y empresas domiciliadas en él, cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios, como dádivas, favores, promesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario realice u omita cualquier acto, en el ejercicio de sus funciones públicas, relacionado con una transacción de naturaleza económica o comercial. Del mismo modo se acordó el levantamiento del secreto bancario entre los Estados adherentes para perseguir este flagelo. Son actos corruptos también: Acudir a los amigos para que se nos acelere una gestión estatal; Solicitar que se nos recomiende para un contrato o un cargo estatal pretendiendo burlar un concurso de méritos; Incumplir deliberadamente el ordenamiento jurídico, así como otros tantos casos de tráfico de influencias otrora llamados “venta de humo”, todo por el maldito metal o el estiércol del diablo como llamó Giovanni Papinni al dinero, como si los ataúdes vinieran con bolsillos.
Uno de los males mayores de nuestra sociedad es precisamente la corrupción (que también se presenta en el sector privado cuando un empleado de una empresa solicita una comisión por comprar un suministro o se la ofrecen los proveedores y la recibe), pero la que más nos interesa es la estatal porque compromete el erario conformado con los recursos públicos que aportamos las y los colombianos con los tributos que pagamos en la declaración de renta o sencillamente cuando adquirimos un producto o un servicio gravado con el impuesto al valor agregado, los cual nos torna en contribuyentes a todos. Igualmente lo conforman los dividendos que generan las empresas industriales y comerciales estatales, los bienes fiscales de la nación, sus riquezas petrolíferas y yacimientos minerales, así como todos los recursos naturales que le pertenecen al Estado y por ende a la soberanía popular.
En esa trampa que le arrebata recursos a la salud, la educación, el agua potable y el saneamiento básico (rubros con prioridad social en el presupuesto nacional por mandato constitucional), cae una parte de la ciudadanía -entre otras razones- por la ambición que paradójicamente envicia sin límite a muchos ricos o en muchos eventos por la angustiante escasez que se convierte en un sofisma de distracción. En la mayoría de los eventos es una práctica inveterada impuesta y sostenida por los gamonales politiqueros. En temas de comercio exterior conocidas son las dádivas presupuestadas por muchas transnacionales.
Lo lamentable, es que en ello ocurre como en la parodia de cornadas, cuyas víctimas son las últimas en darse cuenta, nadie quiere asumir la incomodidad ni el valor civil de contar de la infidelidad a la cornuda víctima. La ciudadanía prefiere callar porque teme que expone su vida o porque presume que nada pasará, pues los tentáculos del putrefacto robo al presupuesto público llegan hasta los organismos penales y de control. Una buena parte de la opinión pública asume el adagio que afirma “lo malo de la rosca es no estar en ella” y se hacen los de la vista gorda. Otros asimilan que la única forma de contratar con el Estado es pagando la dádiva o la pútrida comisión. Sumémosle a ello la fatal proposición de Turbay Ayala en tiempos de su presidencia “Tenemos que bajar la corrupción a sus justas proporciones” que enquistó la estúpida justificación que pregona: una módica comisión es aceptable siempre y cuando se vendan los bienes adquiridos o se presten los servicios con buena calidad.
La clase política que participa de este concierto para delinquir, cree estúpidamente que ante la aparente falta de evidencias, pruebas, investigaciones o sentencias que les lleven a buen recaudo tras las rejas, la sociedad ignora sus bellaquerías y hechos punibles. Es sencillamente un silencio cómplice, un tragarse un poquito del veneno, una autoflagelación. Para colmo de males, desde la tradición católica se confeccionó un decir “el que peca y reza empata” que les cae a los corruptos como anillo al dedo, pues vemos a esos bandidos de cuello blanco en los cultos religiosos orar y rezar con profundo recogimiento, como los mejores actores de cine.
Así las cosas y a pesar del alto costo personal y familiar de quienes asumen con estoicismo la lucha contra esa: ¡Seguimos envenenándonos y solidarizándonos con la corrupción! o ¡Asumimos de una vez por todas con objetividad la lucha contra ese mal! Ya es hora que contestemos con intima franqueza la pregunta ¿Que estamos haciendo contra la corrupción? Bertrand Russell sentenció “El mundo fue creado por el diablo en un momento en que Dios no estaba mirando”.

Santiago de Cali, quince de Febrero del año dos mil quince.

viernes, 13 de febrero de 2015

El triunfo de Syriza. Primeras reflexiones

Antoni Domènech · G. Buster · Daniel Raventós · · ·

El triunfo de Syriza es, por lo pronto, una gran victoria de la libertad, de la democracia republicana, del sentido común económico y de la dignidad nacional del pueblo griego. Un triunfo frente al miedo esgrimido como único argumento por las amalgamadas fuerzas de la sinrazón económica, el despotismo político corrupto, la prepotencia neocolonial, la xenofobia recrecida y el extremismo antisocial más descarado.

Y es, enseguida, una gran esperanza para todos los pueblos de Europa, muy particularmente de la Europa mediterránea. El cumplimiento mínimo del programa electoral de Syriza exige una renegociación con las autoridades de la UE –y con el BCE— de los términos de su "rescate". Lo que –todo el mundo se percata— no puede sino poner en causa el núcleo mismo de la locura austeritaria procíclica desplegada hasta ahora por esas mismas autoridades y que ha puesto al conjunto de la Unión Europea al borde de la desintegración. La emocionante alocución de Tsipras en la noche de la victoria electoral ha sido un gran discurso de afirmación de la dignidad nacional del pueblo griego, pero también de enfática afirmación de la fraternidad internacionalista. Desde el simbólico Propileo –el lugar de las grandes movilizaciones populares—, ante un masivo público preso de una justificada euforia y rebosante de banderas tricolores republicanas españolas, Bella Ciaos y otros grandes símbolos de la izquierda antifascista internacional, y muy consciente él mismo de las esperanzas que su gran victoria abre a todos los pueblos de Europa, el ya primer ministro griego habló también en calidad de jefe de toda la izquierda democrática continental. Hoy, en efecto, se abre la posibilidad de una época económica y política nueva en el continente.

La victoria de Syriza viene a certificar también –o eso puede empezar a aventurarse ya— una nueva época "ideológica". Para bien y para mal, una nueva época de inclemente dictadura de los hechos objetivos, brutos y desnudos, consiguiente al pinchazo de la enorme burbuja de fantasías ideológicas, eufemismos y "significantes vacíos" de fieros domadores académico-mediáticos de caracoles. En una especie de fuga hacia adelante idealmente negadora de realidades tan palmarias como desagradables, el ilusorio burbujeo de las "modernidades líquidas", las "economías del conocimiento", las "globalizaciones", los "populismos", los "neoliberalismos", las "sociedades de la información", las "biopolíticas", los "postmaterialismos", las "terceras vías", las metafísicas "potencias constituyentes" o las "grandes moderaciones" fue hinchándose en las dos o tres últimas décadas en paralelo al muy real burbujeo financiero del realísimo capitalismo remundializado, contrarreformado, cleptocrático y neorrentista de nuestro tiempo. Los apologéticos soñadores, a derecha e izquierda, de la pesadilla de una nueva Belle Epoque decimonónica "posmoderna" van despertando sobresaltados en medio de la terrible realidad de unos nuevos años 30 del siglo XX: enormes bolsas de pobreza, enorme desigualdad social, creciente polarización social, ominosa destrucción salarial, crecimiento del racismo, la xenofobia, los fundamentalismos religiosos y los pseudonacionalismos étnicos, imperio de la geopolítica descarnada, y –pésimo augurio— patética desorientación de las parlanchinas "elites" políticas e intelectuales tradicionales (a las que les falta ahora hasta la vergüenza torera de Ortega para admitir galanamente que "lo que pasa es que no sabemos lo que pasa".)

Pinchadas, una tras otra, todas las burbujas, lo que se adivina ahora en Europa es esto: con la creciente polarización social inducida por el hundimiento de la economía política que lo hizo posible y vividero, asistimos al colosal hundimiento del sistema de partidos políticos que expresaba políticamente las realidades sociales del capitalismo reformado de posguerra. En el Sur como en el Norte europeos, está seriamente amenazado aquel duopolio de dos grandes partidos de masas (Volksparteien) que competían electoralmente por el "centro". Queda por ver en qué parará ese terremoto del hasta hace poco considerado inamovible duopolio de la representación política. Símbolo donde los haya de su crisis irreversible: Grecia; ayer: nada menos que el actual presidente de la Internacional Socialista, el hasta hace cuatro años todopoderoso señor Papandreu, es ahora el inane capitoste de un grupúsculo extraparlamentario.

Syriza llega al gobierno en una coyuntura relativamente favorable. Cuando resulta evidente para casi todo el mundo –tertulianos y gacetilleros obnubilados aparte— el fracaso de las políticas económicas europeas de consolidación fiscal. Muy pocos días después de que el presidente del BCE, el señor Draghi, haya tenido que salir a la desesperada, a destiempo y con la ridícula "pistolita de agua" de la flexibilización cuantitativa, como ha dicho el gran economista Varoufakis –muy probablemente la principal autoridad intelectual del próximo gobierno de Tsipras—, a tratar de sofocar en solitario, y censurado por las autoridades monetarias alemanas, el pavoroso incendio de la deflación europea.

También resulta ese triunfo muy oportuno en un país, cuyo combativo movimiento obrero y popular, después de 30 huelgas generales –¡que se dice pronto!— y de innumerables marchas y manifestaciones callejeras, comenzaba a dar síntomas evidentes de cansancio y desmoralización. Hay que esperar que el triunfo electoral de Syriza, un partido dotado de gran capilaridad social y notable fuerza sindical organizada, constituido –y madurado— él mismo por la compleja unión de más de una decena de heteróclitos grupos, formaciones y partidos de izquierda, centroizquierda y extrema izquierda, contribuirá también a revigorizar y a dar un nuevo soplo de moral a los movimientos sociales griegos, tanto en su acreditada vertiente de protesta y contestación, cuanto –¡rasgo interesantísimo de la actual experiencia griega!— en su vertiente de cotidiana defensa y afirmación autoorganizada del bienestar y la economía política populares.

Pero también es verdad que Syriza se dispone desde hoy a tomar las riendas del país en pésimas condiciones para un gobierno de izquierdas radicales e insumisas.

Tendrá que hacer frente a un verdadero infierno social heredado de las políticas económicas de la derecha y del PASOK, y empezar a paliar sus efectos más terribles en todos los ámbitos desde el primer momento.

Y también desde el primer momento, tendrá que hacer frente a unas autoridades europeas que oscilarán entre el realismo económico más elemental, que aconseja hacer borrón y cuenta nueva del Memorándum y comenzar a renegociar la quita de la deuda griega –la amenaza de expulsar a Grecia de la Eurozona es un farol de todo punto increíble—, y el temor político a que las mínimas concesiones en esa negociación generen un efecto de entusiasta contagio en todos los países deudores de la periferia europea, y que el ejemplo de Syriza comience a generalizarse, poniendo abrupto fin al económicamente suicida federalismo fiscal autoritario de la actual Unión Europea y acelerando la crisis de los sistemas políticos duopólicos dominantes.

Mención aparte merece el que con toda probabilidad será el principal negociador de Syriza en Francfort, Bruselas y Washington, el amigo y colaborador de SP Yanis Varoufakis, un filomarxista postkeynesiano que goza de gran y merecida reputación académica internacional –también como experto en asuntos europeos— y que es probablemente una de las cabezas política y económicamente más lúcidas de la izquierda mundial. En los peores momentos de la República de Weimar, otro gran economista marxista tuvo que enfrentarse a tareas de gobierno en circunstancias que guardan sorprendentes analogías con la Grecia actual. En la era de la hiperinflación desbocada (1923), fue, en efecto, el competentísimo ministro de finanzas marxista Rudolf Hilferding quien, a diferencia del liberal Schumpeter (ministro de finanzas en Viena), logró encarar el problema y concebir con espectacular –y mal recordado— éxito la brillante idea de yugular la espiral hiperinflacionaria alemana introduciendo aquel "marco-renta" fiduciario que permitió luego la renegociación de la deuda de Weimar con París, Londres y Wall Street. Pero después del crash financiero mundial de 1929, en la siguiente crisis seria (1932), que no fue de hiperinflación, sino todo lo contrario, de deflación, Hilferding fracasó trágicamente. No llegó a comprender el terrible significado de una espiral deflacionaria en la vida económica. Guiado seguramente por prejuicios doctrinales "marxistas" tradicionales, se opuso tenazmente, desde la dirección del Partido Socialdemócrata alemán, al plan del economista jefe de los sindicatos obreros alemanes, Woitinsky, de revivir la agonizante economía alemana con un "programa de coyuntura" consistente en inversiones públicas masivas y enérgicas políticas sociales. Ese plan sindical in extremis –que contaba incluso con el apoyo de una parte del Estado Mayor alemán— fue la última oportunidad de que gozó la República de Weimar para evitar el golpe de Estado de Hitler y Hindenburg en enero de 1933. El gran Hilferding nunca más se recobró de esa aciaga responsabilidad. En lo que hace al protokeynesiano Woitinsky, terminó sus días en el exilio norteamericano como uno de los principales arquitectos del New Deal roosveltiano. Yanis Varoufakis, que no es precisamente un ideólogo doctrinario, y que acaba de presentarse como un científico que discute y delibera como científico, y no como un vulgar politicastro ergotizante, tendrá ahora ante sí una tarea que es relevante también desde el punto de vista de la historia de las ideas económicas: demostrar que un filomarxista postkeynesiano puede enfrentarse con éxito a los demonios de la deflación. Y tal vez el primer paso en esa tarea pase por recordar a las autoridades alemanas –y a toda Europa— que la República de Weimar no cayó por la hiperinflación de 1923, sino, precisamente, por la espiral deflacionaria que no supo dominar en 1932-33.

En cualquier caso, la victoria de Syriza trae consigo varias lecciones sobre la forma de construir hegemonía social, política y espiritual en los martirizados estados de la periferia deudora de la Unión Europea. Sitúa, por lo pronto, con realismo el escenario del enfrentamiento político entre las oligarquías cleptocráticas rentistas y las clases trabajadoras y populares en todo el continente: no hay atajos en el cambio de la correlación de fuerzas en la Unión Europea. Y muestra, claro está, la viabilidad de una salida por la izquierda en esta peligrosa crisis. Una salida que pasa por la reafirmación de la soberanía y de la dignidad nacional de los distintos pueblos de Europa en el marco de la fraternidad internacionalista: por construir un proyecto democrático europeo capaz no solo de resistir, sino también de negociar y de torcer el pulso a las instituciones de la Troika que exigen inútiles sacrificios económicos, sociales y humanos en el altar del "neoliberalismo". La izquierda griega necesitará desesperadamente, más que nunca, que no se la deje sola. Que nos solidaricemos con ella en todos y cada uno de los pasos de las difíciles negociaciones que aguardan en los próximos meses en Francfort, en Bruselas y en Washington. Que hagamos retroceder decisivamente a la derecha neoliberal en cada uno de los estados miembros, empezando por el Reino de España, alterando de la forma políticamente más efectiva la actual relación de fuerzas: con gobiernos de izquierdas como el de Syriza. En definitiva, la consigna y la responsabilidad de las izquierdas europeas, su obligación internacionalista, es clara: construir una, dos, tres, muchas Syrizas, capaces de abrir una nueva etapa política en Europa.

Antoni Domènech es el Editor general de SinPermiso. Gustavo Búster y Daniel Raventós son miembros del Consejo de Redacción de SinPermiso.

lunes, 9 de febrero de 2015

Resistencia Liberal - Contra el Colegio Electoral de Delegados de los Congresistas Liberales.



Una de las mayores conquistas del liberalismo es el sufragio universal, la defensa por el ejercicio de la autonomía personal y la expresión del libre desarrollo de la personalidad. Nuestro compromiso con el ejercicio del voto directo está consignado en la carta de Ezequiel Rojas en mil ochocientos cuarenta y ocho, donde explica las razones de su voto, lo cual aceptamos propios y extraños como la partida de bautismo del Partido Liberal en Colombia, después de importantes antecedentes liderados por Bolívar y Nariño como voceros de la libertad y de los libre pensadores. En la famosa Carta de Jamaica de mil ochocientos quince, Bolívar escribió “Los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella. Luego un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, holla y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito”.

Desde el año mil ochocientos diez y durante cuarenta años, los congresistas fueron elegidos por colegios electorales, salvo el veranillo de cincuenta y tres hasta el cincuenta y nueve en el siglo diecinueve en la autonomía de algunos estados federales. En efecto el liberalismo logró que en la Reforma Constitución de mil novecientos treinta y seis de alto contenido dogmático liderada por López Pumarejo, se pasara del voto representativo al voto directo. Luego y bajo la presidencia colegiada del compañero Horacio, el liberalismo lideró en la Asamblea Constituyente del noventa y uno, el paso de la democracia representativa a la participación democrática.

Francis Fukuyama al escribir en mil novecientos ochenta y nueve “El fin de la Historia y el último hombre”, indicó que la lucha por el reconocimiento es nada menos que el motor mismo de la historia.

El memorable Programa del Partido Liberal de 1935 consigno: “Es canon fundamental del partido el respeto a la opinión nacional libre y auténticamente expresada por medio del sufragio”.

Cuando el Nuevo Liberalismo retornó al Partido en mil novecientos ochenta y nueve, Luis Carlos Galán afirmó que una de las razones de la separación de su colectividad en el ochenta fue la llamada “patología de la democracia”, precisando en esa ocasión “Si un partido político no tiene una vida democrática interna jamás podrá constituir para una nación una verdadera democracia”.

La Plataforma Ideológica que confeccionamos en la Constituyente Liberal del dos mil, que aprobó un par de años después dos millones y medio de votos el pueblo liberal, dispuso que el Liberalismo reitera su convicción de que la autonomía regional y local favorecen la democracia y garantizan la unidad, por ello profundizará el proceso de democratización interna bajo la egida del libre examen, la crítica y la autocrítica, materializadas en el derecho a disentir. El derecho a elegir y ser elegido además de ser uno de los preceptos fundamentales de la ciudadanía, en la contra-reforma estatutaria liderada por Rafael Pardo y Cesar Gaviria que nos rige, está consagrado también como uno de los derechos esenciales de la militancia del Partido Liberal.

Hace seis años, durante el Festival de Literatura de Berlín, la conocida activista india Arundhati leyó el ensayo “La Endeble Luz de la Democracia” y preguntó ¿Hay vida después de la democracia? ¿Qué tipo de vida será? Cuando hablaba de democracia no se refería a un ideal o una inspiración, sino al modelo existente, es decir, la democracia liberal occidental y las variantes que tenemos.

Hace cuatro años exigimos al Directorio Liberal Municipal de Cali, al cual fuimos elegidos en Octubre del dos mil nueve, la realización de la Asamblea Municipal estatutaria y se nos contestó con dientes destemplados. En este año, el día de Reyes Magos presenté una petición de cumplimiento argumentando que la Resolución treinta y uno treinta y siete designó como “Dirección Nacional del Partido Liberal Colombiano” a Horacio Serpa y a Fabio Amín y está conformó posteriormente la “Codirección Nacional Adjunta para Asuntos Políticos” que forman diez congresistas entre ellos el Senador Edinson Delgado, por tanto la revocatoria de los directorios municipales y departamentales está viciada por una nulidad procesal, toda vez que fue emitida además por los diez copartidarios carentes de jurisdicción y competencia. También la vigente Contra-reforma Estatutaria reza en su décimo artículo al imponer la democracia participativa, que los mecanismos de participación y control del Partido Liberal son: La Consulta interna o popular, la Consulta programática o temática, la Elección popular de directorios territoriales y la Revocatoria de las Directivas del Partido, en ninguna parte están consagrados los Colegios Electorales una figura de la representatividad que nació en la edad media y que rigió los primeros años de nuestra patria boba en los principios del siglo diecinueve.

Argumentar que los congresistas liberales mal llamados parlamentarios son los depositarios de la voluntad del pueblo liberal, es retornar a la peor y más recalcitrante parlamentarización del Partido del Pueblo, es retroceder ciento veinte años a la Constitución de Núñez. En las elecciones de Congreso del dos mil diez fuimos la tercera votación y en las siguientes del dos mil catorce la cuarta, el liberalismo alcanzó los mismos millón setecientos mil votos, es decir, no creció en ese cuatrienio y eso que teníamos cinco ministerios; si no es por la copiosa votación del compañero Serpa que le colocó casi el diez por ciento habríamos disminuido el guarismo. En cambio en las elecciones territoriales del dos mil once la colectividad roja fue la primera expresión en todo el país, para alcaldías alcanzamos dos millones seiscientos setenta mil votos, en Cali colocamos cincuenta mil votos, diez por el Partido, dieciséis los dos concejales electos y veinticuatro mil los diecinueve peones de brega que como los suscritos empujamos la lista para que alcanzara el umbral, entre los hombres y mujeres que aspiraron a las Juntas Administradoras Locales conseguimos treinta y tres mil votos. La inevitable e irrefutable conclusión es que las bases disienten de sus dirigentes y expresan una mayor y contundente fuerza política.

Uno de los contextos que han fracturado la construcción del pensamiento liberal, es el arribo de quienes antes no fueron liberales o el retorno de los fueron a lucrarse a otros partidos y movimientos, como los copartidarios Rafael Pardo y Simón Gaviria que impusieron la contra-reforma estatutaria o nuestro Senador Edison Delgado proviniendo de la U y los otros Congresistas, quienes desde la Codirección Adjunta de Asuntos Políticos, le ganaron en la propuesta de Horacio Serpa de convocar a elecciones de Directorios Departamentales y Municipales.

Esta fractura se corrobora con la actuación de la bancada liberal en el Congreso de la República, apoyando una reforma tributaria que lesionan a los sectores populares y a la clase media o la reforma a la salud, así como las bancada en el Concejo de Cali que aprobaron a ojo cerrado la reforma al P.O.T. en detrimento de la prevalencia del interés general. Tenemos unos congresistas liberales, que siguen el modelo de monarquía civil, que promocionan a sus hijos para que lleguen a las corporaciones públicas porque solo confían en ellos y no en sus copartidarios que como dijo Darío Echandía “P’a godos los liberales”. Incluso, cuando logramos en la lucha contra la corrupción estatal que el Consejo de Estado ordenara remover al Director de la C.V.C., no contamos con la mínima solidaridad de la dirigencia liberal.

Si sobre el manido argumento que el liberalismo tiene la enorme posibilidad de alcanzar después de veintiséis años la Alcaldía de Cali, vamos a pasar por encima de las bases liberales, con odiosas e inaceptables expresiones de exclusión y discriminación de los dirigentes que aspiramos al Concejo y a las J.A.L., con quienes los Congresistas no tuvieron la cortesía de invitarnos formalmente a esta obsoleta figura del Colegio Electoral de Congresistas, debemos decirles que de pronto las expectativas se cambien y perdamos la posibilidad de llegar a la primera magistratura de la Sucursal del Cielo y de contera los pasados cuatrocientos cincuenta mil votos se proyecten y lleguemos al Palacio de San Francisco, y en virtud de haber sido excluidos la Resistencia Liberal y el Pueblo Liberal Caleño quede en libertad de elegir un alcalde que no sea precisamente de nuestro partido.

En consecuencia, exigimos el cumplimiento de la Plataforma Ideológica y de la Contra-reforma Estatutaria, para que este Colegio Electoral defina la fecha y se realicen las elecciones directas de los Directorios Municipales y del Directorio Departamental, y en esas asambleas territoriales se definan las reglas para la escogencia de los candidatos a alcaldías y gobernación.

Armando Palau, Alvaro Jurado, Carlos Muñoz, Jorge E. Carvajal, Freddy Arango y Enrique Rebellón.

martes, 3 de febrero de 2015

Disertaciones del Crepúsculo - ¡Los contextos del carácter!



Por: Armando Palau Aldana  
La compleja trama de la sociedad, cuyo artífice ha sido el pensamiento, capaz de conspirar contra su propio género humano, debe sobreponerse con la intensidad del estoicismo amenazado por la fortaleza de la manipulación mediática, del acoso laboral, de la presión financiera, del sometimiento social y de la alienación cultural. La intensidad de la intriga resquebraja las alas, cercena la imaginación e intimida el coraje. Los cabaleros andantes y las indómitas amazonas enfrentan ensortijados y envenenados senderos. Son expuestos al escarmiento y a la humillación del dinero. Reciben la vaporosa andanada de la desaprobación. Fecundan bajo los sonidos del silencio el imaginario de sus luchas y suspiran ante el horizonte. Asumen el reto de no sucumbir en medio de todos los dolores del corazón. No les es dado lubricar con lágrimas sus penas. Su camino no tiene fin. Beben el néctar de la embriaguez sin perder la lucidez. Resisten el torrencial, las tormentas y los relámpagos aunque no tengan el cálido regazo de una sonrisa, porque creen perdidamente en la revolución de la esperanza. 
Día de los humedales, año quince del siglo veintiuno.

domingo, 1 de febrero de 2015

Derechos civiles: De Sundance a Selma, pasando por Carolina del Sur



Publicado el 30 de enero de 2015

Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan

PARK CITY, Utah — La primera vez que se proyectó una película en la Casa Blanca fue el 21 de marzo de 1915. El presidente Woodrow Wilson se sentó a ver “El nacimiento de una nación” de D.W. Griffith. La película, considerada una de las más abiertamente racistas de todos los tiempos, falsifica la historia de la Reconstrucción y representa a los afroestadounidenses liberados de la esclavitud como dominantes, violentos y opresivos hacia los blancos sureños. El presidente Wilson dijo de la película: “Es como escribir la historia con relámpagos, y lo único que lamento es que sea todo tan terriblemente cierto”. La película serviría como una poderosa herramienta de reclutamiento para el Ku Klux Klan.

Cien años más tarde, la Casa Blanca fue escenario de la proyección de otra película, esta vez por invitación del primer presidente afroestadounidense. La película fue “Selma”. La directora de la película, Ava DuVernay, la miró junto con el presidente y la primera dama. Conocí a DuVernay en el Festival de Cine Sundance en Park City, Utah donde, en 2012, fue la primera mujer afroestadounidense en ganar el premio a Mejor dirección por una película anterior. La entrevisté en las oficinas de Sundance, donde relató sus sentimientos después de la proyección: “Fue hermoso estar en la Casa Blanca en 2015 con una película como 'Selma' sabiendo que en 1915 la primera película proyectada en la Casa Blanca fue 'El nacimiento de una nación'”.

“Selma” relata la historia de uno de los momentos clave del movimiento por los derechos civiles: las marchas de 1965 desde Selma hasta Montgomery, recordadas especialmente por el llamado “Domingo Sangriento” del 7 de marzo de 1965, cuando la marcha fue violentamente atacada por la policía del estado de Alabama en momentos en que estaba atravesando el puente Edmund Pettus. Un joven John Lewis, entonces líder del Comité de Coordinación Estudiantil No Violento, y actualmente miembro del Congreso de larga data, fue uno de los organizadores de la marcha. La policía lo golpeó, al punto de dejarlo todo ensangrentado y con una fractura de cráneo. La película de DuVernay presenta esa marcha en su contexto histórico. DuVernay explicó: “’Selma’ es una historia sobre justicia y dignidad. Es sobre la vida de estas personas corrientes. Eso es lo que me encantó de la película, que no se llama King, que cuando llegué al proyecto se llamaba Selma. Es sobre el poder de la gente. Es sobre voces que empiezan a hacerse oír”.

La historia también es sobre el Dr. Martin Luther King Jr., quien jugó un papel central en la organización de las marchas de respuesta al “Domingo Sangriento”. DuVernay me dijo: “No se había hecho en 50 años. No hay ninguna película producida por un gran estudio, ni de cine independiente, con King como figura central, en los 50 años desde que estos eventos sucedieron, cuando tenemos películas biográficas sobre todo tipo de personajes ridículos. ¿Y ninguna sobre Martin Luther King? No hay ninguna representación cinematográfica que sea significativa y centrada. Así que esto era algo que no podía dejar pasar”.

“Selma” obtuvo atención a nivel nacional, no solo por haber sido nominada al Oscar a la mejor película, sino también porque DuVernay no fue nominada a mejor dirección, lo que desató furor en las redes sociales bajo la etiqueta de Twitter “#OscarsSoWhite” (Qué premios Oscar tan blancos, en español). Una encuesta de 2012 realizada por el periódico Los Angeles Times halló que los votantes de los Oscar son en un 94% blancos y en un 76% hombres, y la edad promedio es de 63 años.

La película también ha desatado controversia debido a su representación del presidente Lyndon Johnson como un político reacio al derecho al voto, en ocasiones, incluso, directamente obstruccionista, ordenando medidas como el seguimiento y acoso de King por parte del FBI. “No estoy aquí para rehabilitar la imagen de nadie ni ser custodio del legado de nadie. De lo que he leído, aprendido y escuchado, y de lo que sé y he hablado con muchas de las personas que estuvieron allí, es que había una relación de respeto por parte de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, que lideraba King, pero que constantemente debían estar presionando y presionando”, me dijo DuVernay, y continuó: “Tenemos que trabajar sin pedir permiso. Sobre todo como mujeres que somos parte de esta industria. ¿A quién le estamos pidiendo permiso para hacer lo que queremos hacer? Eso hay que erradicarlo; hay que elegir un camino y empezar a caminar”.

Lejos de Sundance, pero no tan lejos de Selma, un drama de la vida real se desarrolló esta semana en un tribunal de Carolina del Sur, donde fueron anuladas las condenas del año 1961 contra un grupo de activistas de derechos civiles. Los conocidos como los “Friendship Nine” fueron nueve jóvenes afroestadounidenses que se sentaron en un bar solo para blancos en Rock Hill, Carolina del Sur. Fueron condenados a 30 días de trabajos forzados. El miércoles, el juez del Tribunal de Circuito John C. Hayes III revocó sus condenas y afirmó: “No podemos reescribir la historia, pero sí podemos enderezar la historia”. El Juez Hayes es sobrino del juez que condenó a estos hombres hace 54 años. El Procurador del Decimosexto Circuito, Kevin Brackett, agradeció a los Friendship Nine, en su nombre y en nombre de su hija, por hacer del estado de Carolina del Sur y del país un lugar mejor.

En Selma, durante el fin de semana del 7 de marzo, se congregarán personas de todo el mundo para conmemorar el 50o aniversario de la histórica marcha del “Domingo Sangriento”. Barack Obama, presidente de Estados Unidos, también estará allí. El cambio llega; poco a poco, pero llega. ¿Acaso estará cerca el nacimiento de una nueva nación?

© 2015 Amy Goodman

Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org