martes, 7 de marzo de 2023

Salud: Uso y abuso de la propaganda negra

7 de marzo de 2023. Por Cristina de La Torre. Bajo una divisa política que por años había ostentado sed de guerra, la derecha de este país negó en 2016 la paz. Con mentiras dignas de mentes enfermas, desplegó una campaña envolvente de propaganda que anuncia un cataclismo. Hoy acude a idéntico recurso para crear pánico ante el presidente que juzga dispuesto a destruir un sistema de salud que araña, según ella, el podio de excelencia en el mundo. Aunque mal atienda a sus usuarios, segregue al 30% de la población y tolere el robo de la cuarta parte de sus fondos públicos por particulares embarcados en el negocio de la vida. Exprime aquella, hasta la última gota, el fantasma del comunismo en esta Colombia que, a la cola de todo el vecindario, estrena gobierno de izquierda.

Cuando el proyecto de ley le devuelve dientes al Estado para garantizar a todos el derecho a la salud y controlar sus recursos para evitar que se los sigan robando, esta derecha mezquina, que todo lo deforma. Transforma el principio de equidad del Estado social (que el modelo económico del 91 malogró) en ideología sospechosa enderezada a estatizar la salud. Es una propuesta política, ideológica, no técnica, protestan a grandes voces los adalides de la politiquería, la avanzada inconsulta de las EPS y un coro de amanuenses que en la prensa hacen méritos con los señores de la hacienda. Los Roy, los César Gaviria, los Vargas Lleras se ensañan heroicos en la persona de la ministra Carolina Corcho, para cubrirla de escarnio. Ellos, dechado de bonhomía, de maneras exquisitas, le dicen intolerante, ideologizada, arrogante.

Tras la coraza privatizadora de la Ley 100 se agazapa una montaña de burdos intereses. Y en el fondo de la higiénica, muy técnica contrapropuesta de Vargas Lleras, secundada por todos los partidos de la derecha, se divisa la figura de su hermano Enrique, portavoz de las EPS y contratista de Saludcoop -entre otras sancionadas por la ley- señala La Silla Vacía. Reaccionario como el que más, el proyecto de Vargas que hoy relanza con campanillas y fanfarrias había ya sido derrotado por la explosión del pueblo en las calles en 2.021 y por los debates de Carolina Corcho. Es que el proyecto fortalece el negocio de las EPS y debilita, aún más, la red de hospitales públicos. ¿Cómo creer en la supuesta neutralidad técnica de esta iniciativa, dizque ajena a toda tentación ideológica y de lucro? ¿Cómo creer que la técnica no tiene velas en la política y en los negocios?

Tan ideológica es la defensa de la rentabilidad económica de la salud como negocio privado, como la protección de su rentabilidad social cuando del bien común se trata agenciado por el Estado. Una cosa es producir camisas y, otra, suministrar bienes y servicios como derecho de los asociados. No en vano el Estado de bienestar y su versión cepalina de América Latina entregó al Estado la prestación de salud, educación, transporte público y las obras de infraestructura para el desarrollo. Lo que nunca impidió alianzas público-privadas en modelo de economía mixta; variante socialdemócrata, a medio camino entre comunismo y capitalismo. Por más que Hayek, gurú del liberalismo radical, termina por asimilar socialdemocracia a comunismo, para solaz de demagogos ideologizados en la religión del mercado, que tacharon de totalitario todo intento redistributivo del Estado.

En gracia de negociación, el notablato de la política tradicional habría acogido la atención primaria y la regionalización del servicio; la supresión de la integración vertical, el giro directo a hospitales y la dignificación laboral del personal. Pero se conserva la libre elección del usuario, el aseguramiento mixto y gestión del riesgo financiero por las EPS. Mucho debió pesar aquí el poder disuasivo de esta campaña feroz con uso y abuso de propaganda negra.

cristinadelatorre.com.co

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