lunes, 19 de noviembre de 2018

Disertaciones del Crepúsculo - ¡El negocio del agua para la caleñidad!

19 noviembre 2018. Por Armando Palau Aldana. En materia de especulación, la satisfacción del agua potabilizada para la caleñidad, es decir, toda la población de Sucursal del Cielo y sus circunvecinas municipalidades, Yumbo, Candelaria y Jamundí, parte de supuestos que dan vigencia a los “sofismas de distracción”, para permear la necesidad de ejecución de grandes sumas de dinero estatal en consultorías y obras civiles.

Basta con revisar los titulares de los periódicos locales, como aquellos que anuncian que el agua para Cali está en el sur del departamento de octubre del dos mil catorce, fecha en la cual la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y las Empresas Municipales de Cali acordaron cooperación técnica para proyectar el Embalse de Timba, llamado Acueducto Regional del limítrofe río que une a los caucas, proyecto que incluía la regulación del río con una presa multipropósito que también generaría energía y un sistema de bombeo para conducir el agua hasta Cali.

En la actualidad el Timba con un caudal de tres mil litros por segundo y una longitud de veintiocho kilómetros, que nace en el Parque Farallones con un área de drenaje de trece mil hectáreas y desemboca al río Cauca, abastece un acueducto para doce localidades rurales de Jamundí, atendiendo una población de doce mil habitantes, cuya actividad económica es la agricultura (caña de azúcar, arroz, cítricos y plátano).

El Acueducto Regional de Timba, es una idea forjada a comienzos de la década del noventa y los estudios de prefactibilidad se hicieron en los años dos mil dieciséis y diecisiete y los estudios socio ambientales y el diseño básico los realiza en la actualidad el Consorcio Valle del Cauca. Se proyecta una estructura conformada por varios tanques alargados para impedir que ingresen arenas y sedimentos gruesos, cerca de la captación y por fuera de la ronda hídrica, con una estación de bombeo, que contiene una tubería enterrada que conducirá las aguas desde el desarenador a Puerto Mallarino con un trazado de treinta kilómetros por vías existentes y corredor férreo. Es una obra de cuatrocientos millones de dólares.

Esta obra se proyecta sin que el Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del río Timba se halla realizado, como instrumento que normativamente se realiza para la planificación del adecuado uso del suelo, de las aguas, de la flora y la fauna; y el manejo de la cuenca, entendido como la ejecución de obras y tratamientos, con el propósito de mantener el equilibrio entre el aprovechamiento social y el aprovechamiento económico de tales recursos, así como la conservación de la estructura físico-biótica de la cuenca y particularmente del recurso hídrico, POMCA que involucra la participación de Consejos de Cuenca como instancia consultiva y representativa de todos los actores que viven y desarrollan actividades dentro de la cuenca hidrográfica.

Simultáneamente, se acaba de aprobar la implementación del proyecto Lecho de Río, que comprende un filtro subterráneo a unos veinticinco metros de profundidad al lado de los dos reservorios que tiene la Planta de Puerto Mallarino y que albergan ciento ochenta mil metros cúbicos, para obtener agua del mismo río que ha surtido un efecto de filtración natural por parte de su mismo de lecho, que cuenta con una inversión de veinticinco mil millones de pesos en la que se involucran la Universidad del Valle, las Empresas Municipales de Cali y el Gobierno Nacional, pero que hace unos pocos años solo costaba mil millones.

El Segundo Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo de la UNESCO, estableció que son los sistemas de gobierno y administración los que determinan quién obtiene una determinada clase de agua, cuándo y de qué manera, y deciden quién tiene derecho al acceso al agua y servicios conexos; no obstante, indica que esos sistemas no pueden limitarse únicamente a los “gobiernos” propiamente dichos, sino que deben incluir a los poderes públicos locales, al sector privado y a la sociedad civil, y deben considerar dinámicas demográficas, de salud, seguridad alimentaria, desarrollo económico, ordenamiento territorial y expansión urbana, los recursos financieros destinados al agua y la conservación de los ecosistemas estratégicos, lo cual no ocurre en la llamada Sucursal del Cielo.

Súmese a esto que, con el fin de proteger la fragilidad del recurso hídrico en términos cualitativos y cuantitativos, se expidió la ley tres setenta y tres del noventa y siete, que ordenó promulgar programas para el uso eficiente y ahorro del agua, para que la gestión de este recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el ambiente, se base en un enfoque participativo, involucrando a usuarios, planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles, para caracterizar la demanda del agua y analizar los hábitos de consumo para emprender acciones dirigidas hacia cambios que optimicen su uso, así como a la promoción de prácticas que permitan favorecer la sostenibilidad de los ecosistemas y la reducción de la contaminación. Plan que brilla por su ausencia en Emcali.

En síntesis, bajo la especulación emitida desde los altos mandos de las Empresas Municipales de Cali respecto del consumo del agua, con indicadores de pérdida del cincuenta y cinco por ciento del vital líquido, promoviendo el Acueducto Regional del río Timba sin que se haya expedido su Pomca, mientras se adelantan las inversiones para el proyecto Lecho de Río al lado de los reservorios de la Planta de Puerto Mallarino, nada se hace para sacar avante el Plan de Uso Eficiente y Ahorro del Agua, mientras se derrochan sumas millonarias de dinero estatal que confirman que en río revuelto ganancia de pescadores y de corruptos también, por ello seguimos invocando a Hamelin para que toque su mítica flauta y las ratas salgan de sus madrigueras y caigan al todavía tenue fuego de la lucha por la moralidad administrativa.

Cali, diecinueve de noviembre de dos mil dieciocho.

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