6 de Junio de 2023. Por Armando Palau Aldana. Hace catorce años uno de los más robustos generadores de opinión pública, el innombrable, hombre de las tinieblas o patrón del ubérrimo, como se conoce a Álvaro Uribe Vélez, puso en boca de comentaristas políticos la posibilidad de acudir a un Estado de Opinión, con el que se pretende que la voz de las masas populares interprete y reclame su inconformidad con el gobierno rechazando o pidiendo acciones e iniciativas gubernamentales o la deposición del gobernante de turno, ello ocurrió cuando el Uribato se oponía a los Diálogos de Paz liderados por el entonces Presidente Santos considerado por Uribe como su traidor.
Esto se logra fundamentalmente a partir de la manipulación de la opinión nacional a través de los grandes medios de comunicación, que afincados desde la apertura neoliberal de Cesar Gaviria en manos de la alianza entre los banqueros e industriales con los gamonales electorales apoderados de los partidos y movimientos tradicionales, observan como desde el actual gobierno de transición pueden perder todas las prerrogativas que el establecimiento les ha otorgado, financiando campañas y promoviendo fichas de turno en el gobierno y en los legisladores.
La tergiversación de la realidad como antesala del Estado de Opinión está íntimamente emparentado con el Golpe Blando, que viene promoviendo esa vetusta dirigencia que conserva aún emporios de poder acrisolados desde los primeros años de la independencia. En Cali, por ejemplo, nos hicieron creer se había dado el primer grito emancipador el 3 de julio de 1810, mientras que dicha Acta dice textualmente que ante la amenaza de ser esclavizada España por el Tirano Napoleón y su hermano Josef, quien encarceló a Fernando Séptimo pudiendo despojar de estos reinos de la Nueva Granada, conspirarían para liberar al depuesto rey a quien juraron de rodillas obediencia y fidelidad.
Afortunadamente columnistas, políticos y generadores de opinión alternativa, vienen advirtiendo e ilustrando a la población como depositaria de la soberanía, de esta maniquea estrategia que sube de tono en la medida en que se evidencian errores garrafales que se tornan como piedras en los zapatos, los cuales resultan de una necesaria pero fatal alianza con sectores de la política electoral que decidieron alinearse a esta opción transicional de cambio, ante la evidencia de una mayoritaria población que elegimos a Petro, aún en medio de las diferencias y contradicciones, el cual avanza por los caminos ensortijados y culebreros de la gobernabilidad.
Esta manoseada puja que sobredimensiona los errores de los agentes del gobierno nacional y de congresistas del Pacto Histórico, debe ser enfrentada desde las regiones y sus rincones, grandes y pequeñas ciudades que nos invitan a construir en forma autónoma especificidades propias, con problemáticas distintas disfrazadas desde direccionadas encuestas de percepción ciudadana. Venideros ejercicios electorales bajo la égida de gobernanzas ambientales, no como las concibe la Ministra de Ambiente y otros actores del gobierno, sino desde la Ecología y Libertad de Andrés Gorz y el Sentipensamiento de Fals-Borda construyendo el ejercicio soberano del territorio, porque los ambientalistas pensamos globalmente, pero actuamos localmente.
Un perfecto idiota deambula en medio de estos escenarios, el compañero de pupitre de Duque y dueño de un par de perritos que sacan a pasear bajo la armada protección de agentes del cuerpo judicial y carros blindados. Ahora que se evidenció el lastre de la omisión de su rol y su silencio cómplice en el peligroso entramado de organizaciones criminales, se suma tardíamente al desesperado grito de quienes han perdido buena parte del poder.
En su próxima partida el puntero del tinglado escuchara con nostalgia “Yira Yira”, el bello tango que compuso y musicalizó en 1930 Enrique Santos Discépolo: “Cuando estén secas las pilas/de todos los timbres/que vos apretás,/buscando un pecho fraterno/para morir abrazao.../Cuando te dejen tirao/después de cinchar/lo mismo que a mí./Cuando manyés que a tu lado/se prueban la ropa/que vas a dejar.../Te acordarás de este otario/que un día, cansado,/¡se puso a ladrar!
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